20% (1/3)

20%, el aumento que tendrá el salario mínimo, a partir del 1 de enero próximo, para quedar en 374.89 pesos diarios, en la zona libre de la frontera norte del país, integrada por 43 municipios de los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas (lo cual constituye un privilegio salarial, difícil de justificar, como sucede con cualquier privilegio otorgado por el gobierno, cuya tarea es garantizar los derechos de todos, no otorgar privilegios a algunos), y en 248.93 pesos diarios en el resto del país.

El salario mínimo, como se indica en el artículo 123 constitucional, debe ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, lo que plantea problemas, teóricos y prácticos, comenzando por el hecho de que al trabajador se le debe remunerar, no según la relación oferta y demanda de trabajo en el mercado laboral que participa, y no según su productividad, sino conforme a sus necesidades, lo cual es deseable (ojalá se pudiera remunerar según las necesidades: de un plumazo se acabaría con la pobreza), pero imposible (¿quién la pagaría un salario a alguien incapaz de trabajar?).

Si algo se ha presumido, de parte de los defensores de la 4T, y reprochado, de parte de sus críticos, son las alzas que ha tenido al salario mínimo. Los defensores afirman que poco a poco el salario mínimo se acerca a la meta planteada en el 123 constitucional, señalada en el párrafo anterior. Los críticos apuntan, recurriendo a lo que se aprende en un curso básico de economía, que el salario mínimo genera desempleo, y que sus aumentos ocasionan más desempleo, lo cual perjudica a los trabajadores menos productivos, quienes serían los primeros en perder su empleo.

En 2019 el salario mínimo general aumentó 16.2%, de 88.36 a 102.68 pesos diarios, y el desempleo, como porcentaje de la Población Económicamente Activa, pasó de 3.3%, en 2018, a 3.5%, en 2019, aumento de 0.2 puntos porcentuales, el 6.1%, que se debió al inicio de la recesión: en 2018 la economía creció 2.0% y en 2019 decreció 0.3%.

En 2020 aumentó 20%, de 102.68 a 123.22 pesos, y el desempleo pasó de 3.5%, en 2019, a 4.4%, en 2020, incremento de 0.9 puntos porcentuales, el 25.7%, consecuencia de las presiones recesivas ocasionadas por el Covid y el cierre parcial y temporal de la economía entre abril y mayo del 2020.

En 2021 aumentó 15%, de 123.22 a 141.70 pesos, y el desempleo pasó de 4.4%, en 2020, a 4.2%, en 2021, reducción de 0.2 puntos porcentuales, el 4.5%.

En 2022 aumentó 22%, de 141.70 a 172.87 pesos, y el desempleo pasó de 4.2%, en 2021, a 3.3%, en 2022, reducción de 0.9 puntos porcentuales, el 21.4%.

En 2023 aumentó 20%, de 172.87 a 207.44 pesos, y el desempleo pasó de 3.3%, en 2022, a 2.8%, hasta septiembre pasado, una reducción de 0.5 puntos porcentuales, el 15.2%.

Superada la recesión del 2020, sumamos ya tres años, de 2021 a 2023, con aumentos en el salario mínimo de 15%, 22% y 20%, y con reducciones en la tasa de desempleo del 4.5%, 21.4% y 15.2%, respectivamente, lo cual desmiente lo que se afirma en el típico curso básico de economía: que el salario mínimo ocasiona desempleo y que sus aumentos generan más desempleo. ¿Por qué? La respuesta la encontramos en el capítulo 7, del libro 1, de La Riqueza de las Naciones (1776), de Adam Smith.

Continuará.