A una década

Oscar-Hernandez
Óscar Hernández

Se promulgó como una ley de avanzada; progresista. La ley de interrupción legal del embarazo en la Ciudad de México, antes de las 12 semanas de gestación, buscaba emular el sistema europeo; el primer mundo.
A casi una década de su entrada en vigor en la capital mexicana, dicha ley mantiene división de opiniones. A decir de Rocío Gálvez, presidenta del Comité Nacional Provida “lo que está sucediendo en México es realmente una tragedia, se han abortado más de 200 mil seres humanos (en los últimos 10 años) del vientre materno, y una cuarta parte de esas mujeres que vienen a abortar al Distrito Federal proceden de otros estados de la república”.
El llamado “turismo del aborto”
De acuerdo con especialistas, la posibilidad de interrumpir el embarazo en la capital mexicana, provocó lo que muchos comenzaron a llamar “turismo del aborto”, es decir, la llegada de miles de mujeres habitantes de provincia con fines abortivos, lo que a decir del Comité Provida, genera un problema de salud pública y donde las mujeres también arriesgan su integridad física.
“El turismo abortivo nos habla de un grave problema; no es lo que sucede en los estados, el problema es lo que sucede en la Ciudad de México; las mujeres no cuentan con alternativas, las abandonan y para deshacerse del problema, las mandan a abortorios insalubres”
Uno de los riesgos que advierten expertos, son las condiciones a las que se exponen las mujeres que vienen a interrumpir su embarazo a la llamada Ciudad de los Palacios; muchas de ellas se someten a la práctica abortiva sin estudios previos y vuelven de inmediato a sus lugares de origen, por lo que no hay seguimiento de su estado de salud.
Además, señala Rocío Gálvez, el desplazamiento a la capital mexicana, no implica que las mujeres acudan a instituciones de salud; algunas optan por clínicas privadas sin el equipo y personal necesario; “a raíz de que se legalizó el aborto en la ciudad, crecieron abortorios privados como mala hierba”, refiere la activista.
División de opiniones
Viste de blanco y usa una playera color morado con la leyenda “Constituyente”. Camina en su domicilio buscando documentos, sentencias y decenas de solicitudes para exigir que la interrupción legal del embarazo sea una realidad en todo México. Se llama Índira; vivía en el Estado de México, una de las entidades donde se prohíbe el aborto.
Asegura que su método anticonceptivo no funciónó y quedó embarazada; pensó interrumpir su embarazo en la Ciudad de México, donde esta práctica es legal desde 2007. “En mi caso tenía muy claro que no podía en ese momento ser mi prioridad mi maternidad sobre otras cosas, pero también tenía muy claro que había un derecho ganado del cual podía hacer uso”, nos comparte Índira.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, entre 2007 y abril del 2015, se practicaron más de 140 mil procedimientos de interrupción legal del embarazo; 101 mil 580 usuarias vivían en la Ciudad de México; el resto, más de 40 mil en el interior de la República; dicha situación, señala Índira, plantea la necesidad de legalizar el aborto a nivel nacional; “vienen mujeres de diferentes estados, lo que implica un riesgo, un desplazamiento, en su salud y en su vida, por las semanas que tienen de embarazo y tienen que venir a la ciudad”.
Realidad nacional
El estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla y Guanajuato lideran las entidades con más mujeres que vienen a esta capital para interrumpir su embarazo. “Tengo muy presente que en otra entidad, donde se criminaliza mi cuerpo, mi persona, no hubiera podido acceder a ello”, refiere Índira.
Para Beatriz Olivares, presidenta de la Comisión de la Juventud en la Asamblea Legislativa, el “turismo abortivo” no existe; “lo que hay es una Ciudad de México que garantiza los derechos de las mujeres”. Por otro lado, la presidenta del Comité Provida asegura que “se está trivializando el aborto”, y con ello, se pone en riesgo la salud de las mujeres.
Alternativa
Lorena vive en una vecindad. Camina por un largo pasillo de tierra que conduce a su vivienda, sostenida por algunas láminas. Adentro, dos sillones y una cama, donde duerme junto a su hijo; un niño con síndrome de down que tuvo después de los 40 años.
Decidió operarse para no tener más hijos, pero la cirugía, asegura, no funcionó. Lorena volvió a embarazar; los médicos dijeron que se traducía en alto riesgo. “La verdad yo ya no quería tener a ese bebé porque yo tengo un bebé con síndrome de down”.
Para interrumpir su embarazo, viaja a la Ciudad de México. Señala que no sólo salvó su vida; también evitó que su segundo hijo naciera con alguna enfermedad; “a veces no quiere uno porque es algo bien difícil, pero cuando va la vida de uno, pues lo tiene que hacer”, dice Lorena, mientras abraza a su primer hijo, quien está aprendiendo a hablar.
Sin embargo, para el abogado Raúl Espínola, el número de mujeres que busca interrumpir legalmente su embarazo está creciendo y las clínicas de salud autorizadas están rebasadas para ofrecer el servicio, lo que provoca que las mujeres busque otros lugares, algunos completamente insalubres. “Ahora encontramos abortos de mil 500 pesos, abortos de 500 pesos, no hay análisis de sangre, no hay previo análisis de historia clínica”, lo que a su vez confirma Lorena, quien pagó 2 mil 500 pesos por la práctica abortiva en una clínica de salud. “Ellos como doctores lo hacen, pero a veces no sabe el organismo que tiene uno, no te hacen estudios ni nada, no saben si tienes anemia u otra enfermedad”.
El costo por interrumpir legalmente el embarazo en la Ciudad de México, depende de un estudio socioeconómico y de las semanas de gestación.
Definiendo el rumbo
Una ley polémica, progresista para algunos; para otros todo lo contrario. Los números ahí están; a la alza, aunque cada historia es distinta.
“Tenemos niñas de 11 años, abusadas sexualmente, que su entidad no les permite hacer una interrupción legal; ¿qué va a hacer una niña cuidando a otra niña?”, refiere la diputada Olivares, una de las principales defensoras de esta ley.
Lo cierto es que el desplazamiento de mujeres con fines abortivos, es un fenómeno que crece y plantea una realidad que debe atenderse.

Óscar Hernández Bonilla es reportero de investigación en Proyecto 40. Conductor suplente en Informativo 40. Especializado en temas sociales y seguridad. Coberturas electorales, desastres naturales,  e internacionales: guerrilla de las FARC. “En cualquier parte hay algo valioso, digno de narrar; el reto es descubrirlo”.

E-mail: oskarhbonilla@gmail.com

Twitter: @ohernandezb