AUMENTO EN TASA, ¿FUNCIONARÁ? (Segunda y última parte)

PESOS Y CONTRAPESOS

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Arturo Damm Arnal

El aumento en la Tasa de Interés Interbancaria a 1 día, del 3.25 al 3.75 por ciento, ¿dará los resultados esperados, comenzando por el alza general de tasas, sobre todo pasivas, para hacer más atractivas las inversiones financieras en México, evitando la salida de dólares e induciendo su entrada, para combatir la depreciación del peso frente al dólar y sus efectos alcistas sobre la inflación?
No es posible dar una respuesta a priori, pero sí es posible analizar qué paso la penúltima vez que el Banco de México elevó la Tasa de Interés Interbancaria de 3.00 a 3.25 por ciento, el 17 de diciembre pasado. Aquello, ¿se tradujo en un alza general de tasas de interés, comenzando por las pasivas? Lo primero que hay que decir es que aquella alza, obviamente, no dio los resultados esperados, y la prueba de ello es que, dos meses después, el pasado 17 de febrero, el Banco de México elevó nuevamente la tasa, y esta vez en un porcentaje mayor. El alza del 17 de diciembre fue del 8.3 por ciento. La del 17 de febrero del 15.4.
Para una primera respuesta considero el comportamiento de la tasa de los Cetes, una de las muchas tasas pasivas que operan, y comparo el nivel que tenía para los plazos de 28, 91 y 182 días el 15 de diciembre, antes de la penúltima alza, con el que tuvo el 16 de febrero, antes de la última. Antes de la penúltima: 3.20, 3.28 y 3.50 por ciento. Antes de la última: 3.23, 3.40 y 3.56 por ciento. En los tres casos hubo aumento. ¿Fue suficiente para desencadenar la secuencia de eventos necesarios para evitar la depreciación? El 16 de diciembre el tipo de cambio fue de 17.14 pesos. El 16 de febrero de 18.81. Depreciación del 9.7 por ciento. El penúltimo intento no tuvo el éxito esperado –frenar la depreciación–, y por ello ahora el Banco de México lo intenta de nuevo. Esa vez, ¿se logrará el objetivo?
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