BANXICO AUTÓNOMO

PESOS Y CONTRAPESOS

Para que un país funcione hay que separar las tareas propias del Estado de las del gobierno. Por ejemplo: un país no funciona correctamente si el gobierno es el encargado de organizar las elecciones (sería juez y parte) o si es el responsable de elaborar y difundir las estadísticas, a partir de las cuales se califica su desempeño (nuevamente sería juez y parte). Por eso existen el Instituto Nacional Electoral y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, entidades estatales autónomas del gobierno.
La misma autonomía debe tenerla el Banco de México, para que la producción de dinero se decida, no en función de las necesidades de gasto del gobierno, sino, ¡por lo menos!, de la preservación del poder adquisitivo del dinero; no en función de las necesidades de la política fiscal, sino de las exigencias de la política monetaria correcta.




En el caso de los bancos centrales la autonomía debe servir, además, como contrapeso al poder del gobierno, que debe comenzar señalando lo que se considere una amenaza para el buen desempeño de la economía y para el poder adquisitivo del dinero, tal y como es el caso del Banco de México, en cuyo último Anuncio de Política Monetaria leemos lo siguiente: “Desde la última decisión de política monetaria el peso mexicano registró una depreciación importante. Además de los factores externos ya mencionados, la cotización del peso se vio afectada por el anuncio acerca de la intención de cancelar el Proyecto del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y, en general, por la preocupación de los mercados por las políticas de la nueva administración y algunas iniciativas legislativas, lo que llevó a varias agencias calificadoras a cambiar la perspectiva de la deuda soberana del país de estable a negativa. A su vez, las primas de riesgo soberano y las tasas de interés en México de mediano y largo plazos registraron incrementos considerables, muy por encima de lo observado en otras economías emergentes, reflejando un fuerte incremento en las diferentes primas de riesgo que demandan los inversionistas por mantener activos nacionales. Este entorno presenta importantes riesgos de mediano y largo plazo que pudieran afectar las condiciones macroeconómicas del país, su capacidad de crecimiento y la formación de precios en la economía”.




Qué otra entidad estatal, o gubernamental, ha llamado la atención sobre lo que el Banco de México la llama: los efectos negativos de la cancelación del NAIM, las políticas de la administración entrante, ciertas incitativas legislativas. Una cita más: “El balance de riesgos para el crecimiento desde una perspectiva cíclica continúa sesgado a la baja y se ha deteriorado en el margen debido, en gran medida, al complejo entorno externo que enfrenta la economía mexicana y a los elementos de incertidumbre internos ya mencionado”.
El Banco de México no debe perder su autonomía. Todos perderíamos.
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