COMPETENCIA, FUNDAMENTAL

PESOS Y CONTRAPESOS
En su libro Bienestar para todos, Ludwig Erhard (artífice del milagro económico alemán de la segunda postguerra), afirma: “’Bienestar para todos’ y ‘Bienestar mediante la competencia’ son postulados inseparables; el primero marca la finalidad; el segundo el camino que conduce a ese fin”.
Una condición que debe cumplirse para elevar el bienestar de la gente, es que los bienes y servicios producidos se ofrezcan al menor precio posible, con la mayor calidad posible, y con el mejor servicio posible (trilogía de la competitividad), para lo cual se requiere, una entre varias condiciones necesarias, que en todos los sectores de la actividad económica, y en todos los mercados de la economía, se dé la mayor competencia posible, para lo cual se requiere, otra entre varias condiciones, que el gobierno permita que todo aquel que quiera producir y ofrecer lo pueda hacer.
La competencia es fundamental en los sectores estratégicos de la economía, que proveen de bienes y servicios al resto de las actividades económicas, como es el caso de la banca, que provee de crédito a quien lo necesita, pudiendo necesitarlo las empresas para invertir directamente más, inversiones directas que producen bienes y servicios, crean empleos y generan ingresos. Ceteris paribus, a más competencia entre bancos menores tasas de interés, por lo tanto mayor demanda de crédito de parte de las empresas, por lo tanto más inversiones directas, por lo tanto más producción, más empleo y más ingreso, todo ello consecuencia de la competencia, que tiene consecuencias positivas.
Menciono a la banca, porque en la Convención Bancaria, AMLO habló de la importancia de la competencia para, entre otras cosas, en beneficio de los consumidores, bajar las comisiones que cobran los bancos, no por medio de la regulación impuesta desde el gobierno, sino a través de la competencia entre los bancos, para lo cual se requiere que estos realmente compitan, para lo cual hace falta: 1) que no incurran en prácticas monopólicas (que no se pongan de acuerdo para no competir); 2) que la regulación gubernamental no inhiba la competencia (algo que puede darse en beneficio de los bancos) y, muy importante, 3) que los usuarios de los servicios de la banca, comparando productos, precios, calidad y servicio, y actuando en consecuencia (cambiando de banco cuando haya una mejor opción), generen la competencia.
Que haya dos o más oferentes, que no incurran en prácticas monopólicas, y que la regulación no inhiba la competencia, son condiciones necesarias, más no suficientes, para que haya competencia. Falta que los consumidores, comparando entre los oferentes, y cambiando de oferente si hay uno más competitivo, generen la competencia. En México, en el sector bancario, el principal obstáculo para lograrlo es la falta de cultura financiera de buena parte de la población, inclusive la bancarizada. Allí está el reto.
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