DEL DINERO (3/15)

El dinero, que existe desde antes de que se acuñaran monedas e imprimieran billetes con fines dinerarios, ¿se descubrió o se inventó? Ni lo uno, ni lo otro. Surgió, de manera espontánea, de los intercambios entre compradores y vendedores, en el mercado.

No se descubrió: no hubo un momento (si lo hubo, ¿cuándo fue?), en el cual alguien (si lo hubo, ¿quién fue?), encontró algo (si lo encontró, ¿qué fue?), que reconoció como dinero, como medio de intercambio, como medio de pago (si lo reconoció como tal, ¿por qué fue?), y, como Prometeo con el fuego, lo puso a disposición de los seres humanos, quienes, a partir de entonces, fueron capaces de superar las limitaciones del intercambio directo, del truque, por lo que fueron capaces de realizar más intercambios, por lo que fueron capaces de aumentar su bienestar. No, el dinero no se descubrió.

Pero tampoco se inventó: no hubo un momento (si lo hubo, ¿cuándo fue?), en el cual alguien (si lo hubo, ¿quién fue?), cansado de enfrentar las limitaciones del trueque, del intercambio directo, se propuso solucionar el problema e inventó el dinero, el medio de intercambio, el medio de pago (si lo inventó, ¿en qué consistió?), y, nuevamente como Prometeo con el fuego, lo puso a disposición de los seres humanos, quienes, a partir de entonces, fueron capaces de superar las limitaciones del trueque, del intercambio directo, con todos los beneficios que, en términos de bienestar, ello trajo consigo.

Si alguien hubiera descubierto el dinero, o si alguien lo hubiera inventado, dado lo que hace posible, ¡superar el trueque y multiplicar los intercambios!, ¿no deberíamos, dado el enorme beneficio que nos proporciona el dinero, tener noticia de ellos? Y no la tenemos, no porque los hayamos olvidado o ignorado, sino porque el dinero, que existe desde antes de la acuñación de monedas y la impresión de billetes con fines dinerarios, no se descubrió y no se inventó. El dinero surgió, de manera espontánea, en el mercado, que es la relación de intercambio entre compradores y vendedores.

En su origen el dinero no fue producto del diseño humano, sino de lo que August Friedrich von Hayek (1899- 1992), Premio Nobel de Economía (1974), llamó, siguiendo la idea original del filósofo escocés Adam Ferguson (1723-1816), orden espontáneo, en este caso el surgimiento no planeado por alguien del dinero del intercambio, en el mercado.

Supongamos una comunidad de personas con una relativamente avanzada división del trabajo, de tal manera que cada uno de sus integrantes produce uno de los muchos bienes y servicios que todos necesitan para satisfacer sus necesidades, por lo que necesitan recurrir al intercambio para satisfacerlas. Si no cuentan con un medio de intercambio, con dinero, tendrán que limitarse al trueque, con todos sus inconvenientes.

Supongamos que en esa comunidad hay un bien, A, que consume el 10 por ciento de la población; otro, B, que consume el 50 por ciento; y otro, C, que consume el 100 por ciento. Los tres, A, B y C, son bienes, con la capacidad para satisfacer necesidades, pero no son valorados de la misma manera, lo cual quiere decir que, de los tres, solo uno, C, valorado por todos, tiene la posibilidad de convertirse en dinero, en medio de intercambio, en medio de pago, y de ser aceptado por todos, porque a cada uno le conviene.

Continuará.

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