Del progreso económico (1/5)

El progreso económico es la capacidad para producir más y mejores, bienes y servicios, para un mayor número de gente. Producir más bienes y servicios, dimensión cuantitativa. Producir mejores bienes y servicios, dimensión cualitativa. Producirlos para un mayor número de gente, dimensión social. Las tres dimensiones del progreso económico.

El progreso económico es el resultado de ocho componentes: (i) división del trabajo; (ii) mercado; (iii) afán de lucro; (iv) empresarialidad; (v) investigación científica; (vi) desarrollo tecnológico; (vii) capital; (viii) Estado de Derecho, todo lo cual da como resultado la economía de mercado, sobre todo en el sentido institucional del término.

El progreso económico comienza por la división del trabajo (tema del primer capítulo del libro primero de La riqueza de las naciones de Adam Smith, cuyo título es De la división del trabajo), que ocasiona una mayor productividad de los trabajadores, que es la capacidad, en el peor de los casos, para hacer lo mismo con menos o, en el mejor, para hacer más con menos, lo cual hace posible más producción de satisfactores, que es la dimensión cuantitativa del progreso: la capacidad para producir más bienes y servicios, producción con la que se mide el crecimiento de la economía, y condición necesaria para minimizar la escasez, el que no todo alcance para todos, menos en las cantidades que cada uno quisiera, y mucho menos gratis, más producción de bienes y servicios que es condición necesaria para minimizarla.

¿Por qué la división del trabajo ocasiona aumentos en la productividad de los trabajadores? Porque en la medida en la que se especializan en un trabajo, por aquello de que la práctica hace al maestro, de que el que mucho abarca poco aprieta, de que zapatero a tus zapatos, de que aprendiz de mucho maestro de nada, se vuelven más hábiles en ese trabajo o, dicho de otra manera, más productivos, lo cual se traduce en más producción de bienes y servicios.

Por obra y gracia de la división del trabajo la mayor parte parte de los bienes y servicios que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades son producidos por alguien más, y por lo tanto son propiedad de alguien más, por lo que, para disponer de ellos, debemos comprárselos, lo cual nos lleva al segundo factor del que depende el progreso económico, el mercado, que es la relación de intercambio entre compradores y vendedores, condición necesaria para que la división del trabajo no resulte contraproducente: si no se pudiera intercambiar (yo te doy parte del vino que produzco para que tú no mueras de sed, y tú me das parte del pan que produces para que yo no muera de hambre), la división del trabajo (yo produzco vino y tu produces pan), no tendría ningún sentido y estaríamos condenados a la autosuficiencia (yo tendría que producir vino y pan, y tu tendrías que producir pan y vino), y a una menor productividad (si yo produzco vino, y no pan, es porque yo soy más productivo produciendo vino que pan, y si tú produces pan, y no vino, es porque tú eres más productivo produciendo pan que vino, de tal manera que si yo produzco vino y tú pan dispondremos de una mayor cantidad de los dos, porque una de las consecuencias de una mayor productividad, resultado de la división del trabajo, es una mayor producción, con la cual se reduce la escasez).

Continuará.

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25 de agosto de 2022