EL CLUB DE TOBI

margarito
Ricardo Homs

Mientras todos los exgobernadores cuestionados no sean juzgados a los ojos de la sociedad, el linchamiento de Javier Duarte parece más el sacrificio de un chivo expiatorio -por supuesto culpable de todos los atropellos que se le imputan-  que un acto de justicia.
Es evidente que entre más se escarba en la gestión de Javier Duarte en Veracruz, más se encuentra, pues el latrocinio se hizo de modo evidente y cínico, dejando de pagar a proveedores así como a instituciones públicas como la Universidad Veracruzana, e incluso se dejó de cubrir el pago a fondos  de tipo laboral, lo cual significa que se afectó a trabajadores y a jubilados que laboraron para el Gobierno del Estado de Veracruz. Fue realmente un despojo el que realizaron Javier Duarte y sus amigos, o sea El Club de Tobi.
Sin embargo, también hay que decirlo y fuerte, tal parece que de todos los exgobernadores exhibidos ante la opinión pública por manejos oscuros de las finanzas públicas en varios estados, éste era el más vulnerable por carecer de los padrinos políticos que los demás parece que sí tienen, lo cual podría ser una cortina de humo para proteger a los otros.
No habrá un escarmiento para todos los que gobiernan, respecto a que el combate a la corrupción va en serio, si no caen todos los que han sido señalados y aún no son exonerados por la justicia.
La justicia cuando es selectiva, o sea rigurosa para unos y muy blandengue al aplicarse a otros, no es justicia de verdad sino manipulación de la opinión pública y eso pone en entredicho a toda la estructura gubernamental y a todo el sistema político.
Incluso que también se girase orden de aprehensión contra el exgobernador de Sonora Guillermo Padrés tiene el estilo de una acción coordinada: dos gobernadores cuestionados y miembros de dos partidos políticos diferentes, para que parezca que no hay “cacería de brujas”. Esto se puede interpretar como que cada partido puso su propio chivo expiatorio y todos quedan “a mano” y en paz.
Sin embargo, eliminando la novedad que representa que se persiga a dos gobernadores acusados de corrupción y miembros de dos partidos políticos diferentes, esto tiene el sello arcaico de un sistema político camaleónico, que se ajusta a los modos y circunstancias de cada momento político, pero en esencia sigue siendo lo mismo. Hacer como que se combate la corrupción echando juegos artificiales para distraer la atención, para terminar protegiendo a todos los demás.
Desde siempre en cada sexenio ha habido un chivo expiatorio para calmar los ánimos. Jorge Díaz Serrano, el ex director de Pemex del sexenio de López Portillo terminó siendo encarcelado en 1983 entre otros, pasando por varios casos más de encarcelamiento de funcionarios para supuestamente dar escarmiento a los corruptos. Por ejemplo el ex gobernador de Tabasco Andrés Granier Melo en 2013, así como la profesora Elba Esther Gordillo y otros tantos perdedores de esta “ruleta rusa”, que sacrifica a uno, para permitir sigan en la impunidad todos los demás.
Así que si usted quiere seguir el juego al sistema, continúe el denominado “buscando a Nemo”… perdón a Duarte y contribuya a que se haga más densa la cortina de humo que protege a todos los que habiendo robado, aún siguen libres. A final de cuentas los mexicanos tenemos mucho humor, para dar y compartir.
No sobra decir que gracias a que existen “los memes”, que nos entretienen y nos hacen reir, en este país no es posible hacer cambios para erradicar la corrupción.
Los memes se han convertido en el instrumento perfecto para despresurizar las tensiones y conflictos entre los ciudadanos y la clase política.
Los mexicanos nos damos por satisfechos con someter al escarnio público a aquellos funcionarios públicos que convertimos en “villanos favoritos” y después de un tiempo, cuando surge un nuevo villano que alimenta a las redes sociales, le perdonamos las ofensas al anterior y así se da un ciclo muy conveniente para que nuestro sistema político no cambie y todo siga igual.
Los memes son el nuevo “pan y circo” que entretiene a la sociedad sin que la gente se de cuenta de que pudiese estar siendo manipulada por los despachos especializados en redes sociales que se encargan de generar una ficción de democracia y participación ciudadana, pero que en realidad están manipulando según los intereses de los funcionarios que pagan sus servicios. Así surgen muchos “memes”.
No solo debiésemos seguir buscando a Javier Duarte, que anda perdido y que probablemente no esté muy lejos, sino también a todos los otros pillos que se siguen exhibiendo impunemente a la vista de todos nosotros, dando declaraciones a la prensa, haciéndose los ofendidos y amenazando con demandar a sus detractores.
Si la justicia no es pareja, no es justicia, sino revancha o sacrificio público de un chivo expiatorio para calmar la ira de la opinión pública.
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