EL DISCURSO DEL HILTON

PESOS Y CONTRAPESOS

El que haya sido un gran día para la democracia no es sinónimo de un buen futuro para los mexicanos. El que hayamos elegido democráticamente no quiere decir que hayamos elegido correctamente, sobre todo si existe la posibilidad de girar 180 grados y pasar de una economía basada en la empresa privada, la competencia y el libre comercio, a otra basada en la intervención gubernamental, los monopolios estatales y el proteccionismo, giro que muchos consideramos posible con AMLO. ¿Qué tan probable será?
En el discurso que pronunció después de la elección, en el hotel Hilton, al referirse al tema económico, AMLO dijo que “habrá libertad empresarial”, que “se respetará la autonomía del Banco de México”, que “habrá disciplina financiera y fiscal”, que “se reconocerán los compromisos contraídos con empresas y bancos nacionales y extranjeros”, que “los contratos del sector energético suscritos con particulares serán revisados para prevenir actos de corrupción o ilegalidad”, y que “no habrá confiscación o expropiación de bienes”, todo lo cual es correcto y deberá cumplirse.
También dijo que “todo lo ahorrado por el combate a la corrupción y por abolir los privilegios se destinará a impulsar el desarrollo del país”, que “no habrá necesidad de aumentar impuestos en términos reales ni endeudar al país”, que “tampoco habrá gasolinazos”, que “bajará el gasto corriente y aumentará la inversión pública para impulsar actividades productivas y crear empleos”, que “el propósito es fortalecer el mercado interno, tratar de producir en el país lo que consumimos”, todo lo cual plantea algunas preguntas.




¿Se rescatará dinero de la corrupción y alcanzará para impulsar el desarrollo del país, de tal manera que no habrá necesidad de aumentar impuestos en términos reales ni contraer más deuda? Si para evitar gasolinazos es necesario subsidiar el precio de la gasolina y/o quitarle impuestos, ¿lo hará? ¿Qué margen de maniobra existe para recortar el gasto corriente? ¿Estará dispuesto AMLO a darle prioridad al gasto en inversión pública, que apoya la producción de riqueza, la creación de empleo y la generación de ingreso, inclusive sobre el gasto social, que solo redistribuye el ingreso? Fortalecer el mercado interno, ¿a costa del mercado externo (sustitución de importaciones)? Tratar de producir en el país lo que consumimos, ¿aunque se ofrezca a mayor precio que lo importado?
Llama la atención que en su discurso AMLO no mencionó el comercio internacional, ni la renegociación del TLC, dos temas fundamentales para nuestro futuro económico, y que el próximo gobierno deberá atender de manera prioritaria, partiendo del convencimiento de que, independientemente de las medidas proteccionistas que impongan otros gobiernos, el gobierno mexicano debe, por lo menos, mantener la apertura comercial que ya se logró.
Así fue el discurso del Hilton.
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