EL DISCURSO DEL ZÓCALO

PESOS Y CONTRAPESOS
Dos fueron los discursos pronunciados por AMLO después de la elección. El del Hilton, el del Zócalo. En el primero destacó el tema económico, en el segundo el social. Algunos dicen que son discursos contradictorios y otros que son complementarios.
En el discurso pronunciado en el Hilton AMLO dijo que “habrá libertad empresarial”, que “se respetará la autonomía del Banco de México”, que “habrá disciplina financiera y fiscal”, que “se reconocerán los compromisos contraídos con empresas y bancos nacionales y extranjeros”, que “los contratos del sector energético suscritos con particulares serán revisados para prevenir actos de corrupción o ilegalidad”, y que “no habrá confiscación o expropiación de bienes”, que “todo lo ahorrado por el combate a la corrupción y por abolir los privilegios se destinará a impulsar el desarrollo del país”, que “no habrá necesidad de aumentar impuestos en términos reales ni endeudar al país”, que “tampoco habrá gasolinazos”, que “bajará el gasto corriente y aumentará la inversión pública para impulsar actividades productivas y crear empleos”, y que “el propósito es fortalecer el mercado interno, tratar de producir en el país lo que consumimos”, todos temas relacionados con la economía. El discurso del Hilton iba dirigido, en buena medida, a empresarios, y la intención fue tranquilizarlos.
En el discurso pronunciado en el Zócalo, salvo por el tema de los proyectos productivos, cuyo objetivo será evitar la emigración, AMLO no tocó el tema económico. Centró la atención en el tema social, e insistió en sus promesas de campaña: aumento al doble de la pensión para los adultos mayores, incluyendo a trabajadores del ISSTE y del IMSS; pensión, igual a la de los adultos mayores, para discapacitados pobres; y garantizar el derecho de los jóvenes al estudio y al trabajo, todo lo cual tiene que ver, no con la generación de ingreso (tema económico) sino con su redistribución (tema social). El discurso del Zócalo iba dirigido, principalmente, a sus simpatizantes y la intención fue entusiasmarlos.
Lo que hay que tener en cuenta es que no puede redistribuirse el ingreso que no se ha generado, por lo que lo social depende de lo económico, que a su vez depende de la inversión directa, que produce bienes y servicios, crea empleos y genera ingresos, que a su vez depende de la decisión de los empresarios para invertir, que a su vez depende de qué tan segura y confiable sea la economía para invertir en ella. Y eso, seguridad y confianza, es lo que intentó transmitir AMLO con el discurso del Hilton. ¿Lo logró? Ya veremos, pero hará falta más que un discurso para convencer a los empresarios, nacionales y extranjeros, para que inviertan más, ¡mucho más!, en México.
El discurso del Hilton y el del Zócalo, ¿contradictorios? No. Complementarios desde la perspectiva de AMLO.
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