​El PAPA FRANCISCO LLEGA A MÉXICO​ A 500 AÑOS DEL INICIO DE LA EVANGELIZACIÓN

El Papa más carismático de los últimos años visitará México. El primer Papa nacido en el continente Americano, quien además es latinoamericano.
Lo más relevante es que éste es el Papa que con mucha sensibilidad humana pretende direccionar a la Iglesia Católica hacia sus orígenes, lejos del lujo y la riqueza.
El Papa Francisco viene casi quinientos años después de la llegada de la religión católica a esta nación, los cuales se cumplirían en el año 2019, -si tomamos como referencia la formación del primer ayuntamiento de México y de América del norte, que fue instaurado por Hernán Cortés en Veracruz en 1519-, o podríamos considerar la fecha del quinto centenario en 2021 si nuestra referencia es la caída de Tenochtitlán, en 1521.
Por tanto, estamos cumpliendo 500 años del inicio de la evangelización en México.
Sin embargo, esta evangelización derivó en una religiosidad atípica, denominada “sincretismo religioso”, que es la fusión entre las creencias propias del mundo indígena y el catolicismo, que está presente en el colorido y el simbolismo de nuestras festividades populares, generalmente vinculadas al calendario litúrgico de la Iglesia Católica.
De este choque de civilizaciones, -igualmente poderosas en su momento, como lo eran el imperio azteca y la europea-, se derivó también la derrota de la religión indígena y sus deidades frente al cristianismo, que se convirtió en la religión predominante.
Lo que surgió en estos casi quinientos años es una religiosidad llena de simbolismos, festividades y fervor, pero vivida a nuestro modo: el doble discurso, en el cual por una parte se proclama públicamente el respeto a los valores morales, pero sin embargo, estos no llegan a reflejarse en la conducta cotidiana de la mayoría de la población.
Se acude a misa los domingos, -se profesa públicamente la fe guadalupana-, pero ésto no impacta nuestra vida, como si fueran dos dimensiones diferentes y desvinculadas. La religiosidad mexicana está llena de buenas intenciones, pero ajena al acontecer diario, lo cual refleja una falta de conciencia religiosa y aún más, ausencia de compromiso.
Esta crisis de valores morales que hoy vive nuestro México, -aquejado de corrupción y violencia-, es el resultado de una visión religiosa superficial, -que se vive más como una experiencia cultural vinculada a las festividades católicas-, que como una vivencia mística profunda, que debe guiar nuestra conducta cotidiana. Nos decimos guadalupanos y festejamos las fechas litúrgicas con gran alegría, pero eso no nos impulsa a llevar una vida comprometida con los valores morales.
No existe conocimiento de lo que realmente es la esencia teológica de la religión católica.
No obstante que han transcurrido casi 500 años de la llegada de los primeros misioneros, la evangelización en México aún sigue inconclusa.
Este es el México al que va a arribar el Papa Francisco por primera vez.
La falta de respeto a los derechos humanos y violación sistemática de las garantías individuales será la primera queja que escuchará el Papa de parte de las ONG´s, siempre y cuando el gobierno no imponga barreras para que estas organizaciones ciudadanas se le acerquen. Los problemas sociales son muchos y graves.
Podríamos esperar los mexicanos que como resultado de esta visita papal la Iglesia Católica de México refuerce su misión evangelizadora y salga de su zona de confort, para acercarse a los más vulnerables de este país para ayudarles a desarrollarse, no sólo en lo espiritual, sino también en la búsqueda de calidad de vida, dado que la política asistencialista del gobierno mexicano durante los últimos cuarenta y cinco años, -iniciada en la era populista del presidente Luís Echeverría-, ha sido más un freno a la evolución y desarrollo real de nuestra población marginada, que un estímulo.
El rescate de los valores morales sería una gran cruzada que también podría emprender la iglesia del Papa Francisco en México, pues si la violencia crece es porque nuestra sociedad la tolera, ya que protege a los delincuentes con los que convive rindiendo pleitesía al poder que tienen. Mientras nuestras nuevas generaciones sientan fascinación por la figura de los grandes capos, no habrá solución posible, pues tratarán de imitarles.
Corrupción y violencia, -unos de los más graves problemas de nuestro país-, nacen de la ausencia de valores morales y el vehículo para adquirirlos es la formación religiosa.
Bienvenido el Papa Francisco. Ojalá que su visita sea más que turística y deje sembrada en la curia mexicana un compromiso por redoblar esfuerzos para crear una gran campaña a favor de los valores morales y así poder llevar a buen término la evangelización, iniciada hace casi 500 años.