El Voluntario.

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Kohoutek Velasco

Si hay una pieza fundamental en todo el acervo relacionado a la libertad, su búsqueda y defensa, es la que se conforma por voluntarios; personas con la capacidad de desprender una parte de sus recursos, tiempos, esfuerzos y cuanto puedan dar en favor de un tercero sin esperar, muchas veces, ni un “gracias” a cambio.
Estas personas, individuos, son un pilar fundamental a la hora de construir libertad y prosperidad, son quienes pueden verdaderamente ayudar a salir adelante a otro individuo, reconociendo que es válido pedir ayuda, confiar en otros, cuando las malas decisiones nos llevan al fracaso, asumiendo siempre la responsabilidad de estos actos.
Ejemplos hay muchos, por citar alguno podría contarles que ayer se celebró el día mundial del paciente trasplantado, una fecha simbólica e importante no solo para los organismos de salud e instancias que promueven la cultura de la donación de órganos, sino para quienes han entrelazado sus vidas con una de las muestras más grandes de empatía, solidaridad y voluntarismo que pueden existir.
Y no hay necesidad de irse a descripciones tan magníficas para ejemplificar lo que estoy tratando de decirles, para nada, basta con ver a quien cede un asiento, a quienes colaboran con las distintas asociaciones y beneficencias, a quienes tratan en el anonimato, de construir una sociedad mejor.
¡Ojo! Es importante hacer una diferencia y una aclaración pues por más adornos, discursos y buenas intenciones que digan pregonar, las políticas asistencialistas no son un ejemplo de voluntarismo, al contrario, pretenden – como si ellos lo supieran mejor que nadie.- “mostrarnos” donde y con quien podemos ser “buenos”, empáticos; que sectores necesitan de nuestra ayuda y que clase de ayuda necesitan esos sectores… No es lo mismo brindar una ayuda desinteresada que dar una dádiva a modo de inversión política, no es lo mismo darle a alguien las herramientas para salir adelante – Mediante asesorías, asistencia médica, información, educación, etc. – que simplemente hacer más cómoda su mala situación, como si un electrodoméstico fuese a ser algo distinto a un paliativo con fines populistas.
¿Y entonces debe haber “alguien” que vele por los sectores vulnerables ya que como seres humanos no podemos ser indiferentes ante las necesidades de un tercero? Pues déjame decirte que si tu respuesta es “Claro que sí, el estado debe hacerlo” no eres noble, ni empático, ni un ejemplo de buen ciudadano, al contrario, solo delegas tus “buenas intenciones” en alguien que puede imponerlas por la fuerza, así estén equivocadas una y otra vez.
Yo quiero creer que la respuesta puede seguir viniendo de los ciudadanos, de quienes no necesitan que los “obliguen” a ser “buenos” mediante el antagónico disfraz usado por la política para hacer pasar al clientelismo como “ayuda social”.
En fin, no queda más que invitarlos a tener presente el trabajo de las distintas y diversas asociaciones que mediante su esfuerzo nos recuerdan la buena voluntad presente aun entre nosotros, a brindarles nuestro apoyo, nuestro respeto y agradecimiento, así como a todos quienes alguna vez, por mínima o pequeña que sea, han procurado a otro.

  • Quiero dedicar este artículo de manera especial a quienes han sido capaces de sentir empatía cuando en su horizonte no había nada más que la oscuridad de perder un ser amado; a los donantes de órganos, sus familias y su voluntad de darle a otros una segunda oportunidad. Gracias, en verdad.

“Kohoutek Velasco, miembro fundador de México Libertario. Ni de izquierda ni de derecha; Simplemente lógico. Activista y escritor liberal.”
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