EMPRESARIOS

PESOS Y CONTRAPESOS

Como consumidor agradezco lo que hacen y como economista lo admiro, admiración y agradecimiento que se tradujeron en un libro, El orgullo de ser empresario (Editorial LID, 2011), en el cual destaco la importancia de los empresarios y de la función empresarial para el progreso económico, definido como la capacidad para producir más y mejores bienes y servicios para un mayor número de gente. ¿De qué depende esa capacidad? De las inversiones directas que abren empresas, producen bienes y servicios, crean empleos, y les permite, a quienes obtienen esos puestos de trabajo, generar ingresos. ¿De quién dependen las inversiones directas? De los empresarios.
Los empresarios son la causa eficiente del progreso económico, que necesita un entorno apropiado para darse de la mejor manera posible y que tiene que ver con los incentivos correctos (eficaces y justos) para que los empresarios decidan invertir directamente, mismos que dependen del gobierno, desde las normas jurídicas (responsabilidad del Poder Legislativo) con las que se norma la actividad empresarial, hasta las políticas económicas (responsabilidad del Poder Ejecutivo) con las que se modifican los resultados de los mercados (porque eso, modificar los resultados del mercado, es lo que hacen las políticas económicas).




Desde las normas jurídicas hasta las políticas económicas dependen del gobierno, y puede darse el caso, ¡que se da!, que quienes redactan esas normas y aplican esas políticas no sepan cuáles son las normas jurídicas y las políticas económicas correctas (justas y eficaces), que resultan en el mayor volumen posible de inversiones directas, de las que dependen la producción de bienes y servicios, la creación de empleo y la generación de ingresos. De ser el caso los empresarios deben señalarlo.
Dado este deber de los empresarios es que hay que aplaudir la reciente conferencia de prensa de Carlos Slim, en la cual expuso las razones por las que considera que la cancelación de la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México, tal y como lo pretende AMLO, sería un error que a afectaría, no solo a esa importante obra de infraestructura, sino a las inversiones directas en el país, con el impacto negativo que ello ocasionaría sobre todo lo que depende de las mismas: producción de bienes y servicios, creación de empleos, generación de ingresos.
Muchas de las propuestas económicas de AMLO, quien no entiende, y mucho menos reconoce, la importancia de la función empresarial, son equivocadas y los empresarios deben señalarlo de manera más contundente, sin medias tintas, defendiendo sus intereses, entre los que se encuentra el de contar con un entorno favorable a la inversión directa, propicio para la producción de satisfactores, la creación de empleo y la generación del ingreso, en beneficio de todos.
¡Bien por Slim y ojalá se multiplique su ejemplo!
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