EL IMBÉCIL DEL COPETE “GÜERO"

margarito
Ricardo Homs

A unos cuantos días de la visita del “imbécil del copete güero”, de quien mejor no decir su nombre, nos queda una gran reflexión sobre nuestra gran incongruencia como país.
Seguramente ese imbécil y su equipo de campaña deben estar festejando el gran revuelo que causó y el repunte que este viaje le dio en las encuestas en su país.
Qué tan fácil es alebrestar a México quedó claro. Cuánta publicidad gratis obtuvo simplemente por venir a provocarnos nos debiese dar una lección, pues con nuestro disgusto le seguimos el juego tal y como él deseaba.
Nuestras mentes más brillantes del sector intelectual y nuestros más importantes comunicadores, le dedicaron minutos valiosos a manifestar su repudio y criticar, en muchos casos de forma agresiva, la decisión del presidente Peña Nieto de invitarlo.
Es bueno recordar ¿qué hacíamos cuando alguno de nuestros compañeros de escuela trataba de provocarnos?. Definitivamente lo mejor era ignorarlo y entonces era cuando salía a buscar otra víctima hasta que encontraba a quien respondía a sus bravuconadas y entonces daba espectáculo.
Si realmente quisiéramos poner en su lugar a ese imbécil lo único efectivo será ignorarlo.
Si hubiese viajado a México y los medios de comunicación lo hubiesen ignorado y los ciudadanos no hubiesen hecho de su visita un trending topic construido por miles de memes muy creativos, su visita hubiese sido un fracaso y una bofetada aderezada con nuestro desprecio. Hubiese sido una gris visita protocolaria y no un gran acontecimiento que el güero imbécil aprovechó para lucirse con sus conciudadanos y subir en las encuestas.
A final de cuentas somos tan viscerales los mexicanos, que terminamos siendo manipulados.
Si fue un error del presidente Peña Nieto invitarlo, fue un error mayúsculo el tratamiento que le dimos los ciudadanos y los medios de comunicación.
A final de cuentas la construcción de un muro a lo largo de 3,185 kilómetros de frontera que compartimos es un cuento chino que no tiene ni pies ni cabeza. Pensar que nos lo pueda cobrar raya en lo inverosímil. Es un simple subterfugio para salpicar de humor una campaña electoral que no ha sido más que un reality show político.
Seguramente este imbécil es el más sorprendido de que lo que fue una simple ocurrencia electorera, nosotros la hayamos tomado en serio.
¿Cómo nos lo cobraría en el supuesto muy difícil de que llegase a la presidencia de Estados Unidos?. ¿Mandaría a  sus abogados con una factura a Los Pinos?… ¿Contrataría a un bufete de cobranza?… ¿Nos lo cobraría a “lo chino”?.
Los bancos saben lo difícil que es cobrar una deuda a un mexicano que no quiere pagar.  Menos aún que un gobierno cobre a otro una deuda no reconocida.
Realmente nos chamaqueó este imbécil y debe reírse hasta las lágrimas de nosotros cada vez que se acuerda de esta ocurrencia que le ha sido tan rentable electoralmente. Ya no me quiero imaginar lo que debe decir de nosotros cuando se toma unos whiskys y se le pasa la mano.
Lo mejor que debiésemos hacer es imponerle “la ley del hielo” y no volverlo a mencionar nunca más. Ni un comentario en ningún noticiero y menos aún un meme, que al querer ridiculizarlo, realmente lo promueve. El peor castigo para un adversario en campaña, es ignorarlo.
Cada vez que nos indignamos y respondemos públicamente a sus barbajanadas, realmente lo estamos promoviendo. Esas son las leyes no escritas, pero que mueven al fenómeno de “opinión pública”.
Respecto a seguirnos distrayendo con reclamos al presidente Peña Nieto por haber invitado al “payaso pelos de elote”, exijámosle que cumpla lo que realmente nos es importante. Que si su gobierno tiene prioridades que se deben convertir en ejes de su gestión, según dio a conocer en su cuarto informe de gobierno, cumpla cada una de ellas al pie de la letra.
Que si la primera es la educación, empiece por desactivar a la CNTE e imponer el “Estado de Derecho”, para permitir que realmente los niños tengan acceso a la educación.
Para cumplir su prioridad que definió como “combate a la pobreza”,  debe empezar a combatir la corrupción en serio, para tener recursos para impulsar el desarrollo. Empezando por meter a la cárcel a los corruptos y no “salirse por la tangente” cuando le preguntan por los gobernadores cuestionados por malversación de fondos públicos. Es muy elegante y no le compromete si responde que las instituciones encargadas de justicia deberán dar una respuesta a estas denuncias ciudadanas. Todos sabemos que hoy por hoy nada se mueve a ese nivel sin la venia del Presidente de la República.
Respecto a su compromiso de garantizarnos seguridad, debiese empezar por limpiar la casa y meter a la cárcel a todos los funcionarios públicos coludidos activamente con la delincuencia y los que con su inacción permiten que crezca.
En fin. Debemos dejar de seguir el juego al bufón del copete güero y promover imponerle la ley del hielo. Jamás volver a ocuparnos de él diga lo que diga, para que no nos siga utilizando como “enemigos a modo” y leña para encender su campaña.
Promovamos a través de la redes sociales con amigos, familiares y conocidos”, la ley del hielo”.
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