IMPORTACIONES, SUS VENTAJAS

PESOS Y CONTRAPESOS
Las importaciones generan dos grandes beneficios.
Primero: aumentan la cantidad, calidad y variedad de los bienes ofrecidos a los consumidores nacionales, condición necesaria para que mejoren bienestar.
Segundo: compiten con la producción nacional, obligando a los productores nacionales a volverse más productivos, capaces de hacer más con menos, para volverse más competitivos, capaces de ofrecer a menor precio, con mayor calidad y mejor servicio que sus competidores extranjeros, todo ello en beneficio de los consumidores nacionales.
Las importaciones causan más y mejores posibilidades para que los consumidores eleven su bienestar, debiendo ser éste el principal objetivo en materia de economía: crear las condiciones para que los consumidores cuenten con más y mejores posibilidades para elevar su bienestar, que depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios a su disposición, variedad, calidad y cantidad que aumentan y mejoran gracias a las importaciones. Y sin embargo, pese a las innegables ventajas que las importaciones traen consigo, hay quienes creen que deben prohibirse. ¿Por qué?




La oposición a las importaciones tiene que ver, no con los beneficios que directamente generan para los consumidores (mejorar la cantidad, calidad y variedad de los bienes que se les ofrecen), sino con la competencia que le ocasionan a los productores nacionales, frente a la cual estos pueden tener éxito o fracasar. Si se vuelven más productivos (capaces de hacer más con menos) y más competitivos (capaces de hacerlo, en términos de precio, calidad y servicio, mejor que los productores extranjeros) no hay problema. ¿Pero qué sucede si no lo consiguen? Desaparecen, algo que muchos consideran inaceptable. ¿Cómo evitarlo? Protegiéndolos de la competencia de las importaciones. ¿Cómo? Prohibiéndolas.
Dicho lo anterior hay que tener en cuenta tres cuestiones.
Primera: no es legítima tarea del gobierno proteger, en ningún campo de la acción humana, incluida la economía, a los incompetentes. No está, entre las genuinas funciones del gobierno, prohibir o limitar la competencia. Al contrario, debe permitirla y fomentarla. De no hacerlo fomenta la incompetencia, tal y como lo hace el proteccionismo.
Segunda: al proteger, en el campo de la economía, a los productores incompetentes, el gobierno frena el progreso económico, definido como la capacidad para producir más (dimensión cuantitativa) y mejores (dimensión cualitativa) bienes y servicios para un mayor número de gente (dimensión social), ya que al prohibir las importaciones impide que mejore la cantidad, calidad y variedad de los bienes ofrecidos a los consumidores, lo cual perjudica a la dimensión cuantitativa y cualitativa del progreso económico.
Tercera: los productores nacionales, que no puedan competir, deben desaparecer, como al final de cuentas terminarán haciéndolo.
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