INCERTIDUMBRE CON FUNDAMENTOS

PESOS Y CONTRAPESOS

La campaña presidencial genera incertidumbre, con todos los efectos que ello puede tener sobre la actividad económica, comenzando por el tipo de cambio, porque con el cambio de presidente puede cambiar, no solo el jugador, sino las reglas del juego, lo cual quiere decir que México, en general, y la economía mexicana en particular, están mal institucionalizado, siendo las instituciones las reglas del juego, comenzando por la Constitución.
Recientemente, en Holanda, Peña Nieto afirmó: “Hay posturas diversas entre quienes hoy compiten por la Presidencia, pero, puedo asegurar, quien resulte electo, estoy seguro, que dado el fortalecimiento institucional que tenemos, el equilibrio de poderes que hoy tenemos, permitirá que más allá de quien resulte y los postulados que cada quien tenga, nos mantengamos en una ruta de crecimiento y desarrollo, a partir del nuevo marco legal y constitucional y a partir de las reformas estructurales”, lo cual no es cierto porque la Constitución puede modificarse y porque ella misma hace posible cambiar, en determinados frentes de la economía, las reglas del juego, lo cual puede suceder si quien gane la presidencia considera que las reglas con las que jugamos hoy no son las adecuadas y que por ello conviene modificarlas.




Las condiciones que deben cumplirse para reformar la Constitución son: que lo aprueben dos terceras partes más uno (mayoría calificada) de los legisladores federales presentes a la hora de la votación, y que lo aprueben la mitad más uno (mayoría absoluta) de los congresos estatales. Cumplir con tales condiciones no resulta fácil, pero no es imposible, sobre todo si se hace un buen trabajo para armar y amarrar alianzas en el Congreso Federal y en los congresos estatales. Y si puede modificarse la Constitución pueden cancelarse las reformas estructurales, comenzando por la energética, que ha logrado atraer un buen monto de inversión directa hacia México.
Además de la posibilidad de modificar la Constitución, ésta hace posible que se modifiquen las reglas del juego. Un ejemplo lo tenemos en el artículo 131 que le otorga al Poder Ejecutivo Federal la facultad de, si así lo considera conveniente, imponer medidas proteccionista, desde aranceles hasta prohibiciones, con el fin de “regular el comercio exterior, la economía del país, la estabilidad de la producción, o de realizar cualquier otro propósito, en beneficio del país”.
Llevamos más de dos décadas jugando, con las reglas del libre comercio, el juego del libre de comercio, reglas que, si quien llegue a la presidencia considera que el libre comercio no es el camino apropiado, pueden cambiar, sustituyéndolo por el proteccionismo, lo cual sería un grave error.
La incertidumbre que genera la elección presidencial tiene fundamentos reales. La economía puede cambiar de rumbo y hacerlo en la dirección equivocada.
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