INFLACIÓN, LA PREGUNTA

Esta fue la inflación anual, para noviembre, de los últimos tres años: 2015, 2.22 por ciento; 2016, 3.31; 2017, 6.63. Esta fue para los meses de agosto, septiembre, octubre y noviembre pasados: 6.66, 6.35, 6.37 y 6.63 por ciento.
La meta de inflación, meta que definen las mismas autoridades monetarias, es del 3 por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error, lo cual quiere decir que la máxima inflación aceptable es del 4.00 por ciento. Sumamos ya 11 meses, de enero a noviembre del año en curso, con inflaciones muy por arriba de la máxima tolerable. En lo que va del 2017 la mínima inflación fue la de enero, 4.72 por ciento, y la máxima la de agosto, 6.66 puntos porcentuales. La inflación promedio, de enero a noviembre, fue 5.97 por ciento.




¿Cuál es la herramienta con la que cuenta el Banco de México para combatir la inflación? La Tasa de Interés Interbancaria, TII, que las autoridades monetarias aumentan cuando la inflación repunta y reducen cuando la inflación baja, lo cual explica que, al paso del repunte en la inflación, las autoridades vayan elevando la TII, tal y como lo hicieron, la última vez, el pasado jueves 14, al aumentarla de 7.00 a 7.25 por ciento, con el objetivo “de mantener ancladas las expectativas de inflación de mediano y largo plazo y reforzar la tendencia descendente de la inflación general hacia su meta”, según reza el comunicado oficial.
No es este el momento de explicar la lógica ilógica que yace detrás de todo ello (ya lo he hecho en otros Pesos y Contrapesos), sino de hacer la pregunta que, sin duda alguna, es la más importante: ¿por qué repunta la inflación? La respuesta es una de tres: o porque el Banco de México lo ocasiona; o porque lo permite; o porque lo ocasiona y lo permite, de tal manera que el aumento en la TII es la reacción a un efecto por el cual la misma autoridad monetaria es responsable.
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