LA LLEGADA DE BORGE A MÉXICO

¿Qué debe significar la llegada de Roberto Borge, ex gobernador de Quintana Roo, a México para ser enjuiciado?.
La verdad es que muy poco para los ciudadanos, mucho para el sistema político y más para su partido.
Quienes piensan que el encarcelamiento de Borge, acusado de una impresionante corrupción, así como de Javier Duarte, de Veracruz, es un indicio de una nueva actitud gubernamental, simplemente responden al mensaje que quiere dar el sistema político.
Borge y Duarte representan el sacrificio que ofrece el sistema político para acallar la ira ciudadana y aplacar los ánimos frente a la próxima elección presidencial.
Lo grave es que la corrupción sigue adelante aprovechando que los mexicanos somos activistas de redes sociales, pero difícilmente llevamos nuestras exigencias al mundo real y cotidiano de las acciones.




Las redes sociales es cierto que nos han ayudado a concientizarnos de la problemática del país. Sin embargo, unos cuantos memes, en los cuales descargamos nuestra ira y frustración, se han convertido en la válvula de escape para que el enojo ciudadano se disuelva y todo quede como estaba antes. La realidad cotidiana no responde a la evolución que está manifestando la sociedad.
Este es todo un fenómeno mediático que hasta hoy no hemos sabido aprovechar los mexicanos. Difícilmente problemas como la corrupción y la impunidad se resuelven con el simple hecho de exhibir públicamente a los funcionarios. Ellos ya saben que tienen que “apechugar” y resistir el vendaval, pues después de que pase la tormenta vendrá la calma y lo obtenido, habrá valido la pena.
Hoy que el honor y el buen nombre se recuperan con poder y mucho dinero, si el castigo no es ejemplar y el costo beneficio se inclina hacia lo segundo, habrán hecho una gran inversión, pues la memoria pública es de corto alcance. De un sexenio al otro las ofensas se olvidan.
En otros países cuando los funcionarios son descubiertos con un acto de corrupción, que generalmente para nosotros debiesen parecen minúsculos frente a las fortunas que aquí se roban con total impunidad, los funcionarios sintiéndose deshonrados renuncian. Aquí en contraste, el sistema llega a arropar y proteger a quien cayó en desgracia. Mientras tanto, los de los partidos opositores solo critican pero no llegan hasta las últimas consecuencias, como si fuese un valor sobreentendido que “yo apoyo hoy para que si algún día yo llegase a caer en desgracia, también sean benevolentes”.
Es muy importante dar seguimiento al proceso judicial contra Roberto Borge y Javier Duarte y exigir que se convierta en una regla que la corrupción tiene consecuencias.
Mientras no estemos seguros de que las fortunas de los funcionarios encarcelados se reintegran al erario público, el robo seguirá siendo una buena inversión, que justifica correr el riesgo.
Con las campañas que se llevarán a cabo este año, se acerca el momento de que los ciudadanos realmente ejerzamos el poder que la democracia nos otorga a través del voto. Podemos desperdiciar la oportunidad o venderla por unos cuantos pesos o una despensa.
En nosotros está validar el circo mediático o poner un ¡basta!.
¿Usted cómo lo ve?
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