Libre comercio (1/5)

Escribe Henry Hazlitt en La Economía en una lección que “la Economía se halla asediada por un mayor número de sofismas que cualquier otra disciplina cultivada por el hombre”, a lo cual agrego lo escrito por Johan Norberg en Abierto, la historia del progreso humano: “En ninguna parte prevalece el mito de la economía como un juego de suma cero como en el comercio”, sobre todo en el internacional.

Dedico estos Pesos y Contrapesos a los siguientes temas: el comercio, el comercio internacional, el libre comercio, el proteccionismo, los tratados de libre comercio, las guerras comerciales y, tema al que quiero llegar, las condiciones que deben cumplirse para, suponiendo que fuera el caso, terminar con el T-MEC, el tratado de libre comercio México, Estados Unidos y Canadá, lo cual supondría terminar con el poco libre comercio que ya tenemos con Estados Unidos y Canadá para regresar al proteccionismo, antítesis del libre comercio, que es lo económicamente eficaz (lo que reduce la escasez y eleva el  bienestar), y lo éticamente justo (lo que respeta los derechos de los agentes económicos).

¿Qué es el comercio?

El comercio es el intercambio de bienes y servicios entre compradores y vendedores, cuyo origen es la división del trabajo (A produce vino, que satisface la sed y B produce pan, que satisface el hambre), división del trabajo que, por la especialización que implica, eleva la productividad del trabajo, lo cual hace posible una mayor producción, condición necesaria para minimizar la escasez y elevar el bienestar. Si A no ha de morir de hambre y B de sed intercambiarán vino por pan, siendo el resultado un bien común: bien porque ambas partas GANAN, común porque AMBAS partes ganan.

El comercio, cuyo resultado es un bien común, es un juego de suma positiva porque las dos partes ganan (si no fuera así no comerciarían), aunque no necesariamente lo mismo, lo cual no es problema: a A le importa lo que él gana dando vino por pan y a B lo que él gana dando pan por vino. A cada uno le importa cuánto gana él, no cuánto gana el otro.

Lo que hay que tener presente es que los principios que rigen el comercio, comenzando por la intención de cada una de las partes involucradas de elevar su  bienestar, dependen de la naturaleza de la actividad comercial, no de la nacionalidad de quienes comercian (tema al que volveré cuando analice el comercio internacional), de tal manera que lo mismo da que quienes comercien tengan, o no, la misma nacionalidad.

¿Qué es el mal llamado comercio internacional?

Escribo mal llamado comercio internacional porque las naciones no comercian entre sí. México no comercia con Estados Unidos. Mexicanos comercian con estadounidenses. Canadá no comercia con México. Canadienses comercian con mexicanos. El comercio internacional es comercio entre personas de distinta nacionalidad, llevado a cabo bajo los mismos principios, y por las mismas motivaciones, que rigen y dan lugar al comercio intranacional, entre personas de la misma nacionalidad, de tal manera que darles trato distinto, como muchas veces sucede, llegando al extremo de prohibir el internacional y permitir el intranacional, no tiene sentido y resulta económicamente ineficaz (mayor escasez y menos bienestar) y éticamente injusto (violación de derechos), como veremos cuando lleguemos al tema del proteccionismo.

Continuará.

E-mail: arturodamm@prodigy.net.mx

Twitter: @ArturoDammArnal

31 de julio de 2022