De Libre Mercado a Súper estado: La Unión Europea nos falló.

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Kohoutek Velasco

Cuando el continente Europeo se vio completamente lastimado por dos guerras mundiales, buscó la manera de prevenir un nuevo conflicto entre sus potencias, encontrando, entonces, una solución en el mercado, una que permitiera el intercambio comercial de acero y carbón entre Francia y Alemania Occidental.
Poco a poco la propuesta interesó a otros 4 países (Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos e Italia) formando entonces la Comunidad Europea del Carbón y del Acero que, mediante la liberación de su mercado, tenía por fin el prevenir un nuevo conflicto bélico y ayudar a la reconstrucción de los países involucrados en los conflictos anteriores.
La medida resultó altamente gratificante: Hubo inversión, mejora en la producción, en las relaciones de los involucrados e incluso una baja en los precios.
Esta efectiva decisión fue ampliada con los tratados de Roma, una unión aduanera conocida como “Mercado común” aunque únicamente refería a la libre circulación de bienes.
Pronto se suprimieron los aranceles internos entre quienes eran firmantes y se adoptó un arancel único y común para los países ajenos al tratado. (De la misma manera se formó una política agrícola común, esta sí, mucho más proteccionista respecto a productos extranjeros)
Se podría asegurar que estos fueron los mejores años de la entonces Comunidad Económica Europea que posteriormente mutaría a la Unión Europea de hoy día. Se tuvo un crecimiento acelerado e importante, incluso comenzó a destacar como una de las mayores potencia del mundo, vamos, fue tanto su apogeo que incluso Gran Bretaña decidió ser partícipe del proyecto, pese a su negativa en un principio debido a su relación con sus propias colonias y el no querer, eventualmente, ir cediendo potestades como país ante un “supraestado” – Y su nulo sentimiento de pertenencia europea, claro está –
Tiempo después incluso se abogaría por establecer 4 libertades indispensables: la libertad de tránsito de bienes, de transito de servicios, de tránsito de capital y de tránsito de personas en un mercado abierto, donde lo primordial fuese una competencia leal así como un espíritu de cooperación entre las naciones pertenecientes, que para este punto eran muchas más..
Entonces… ¿Qué salió mal? ¿Cómo es posible que muchos se pronuncien a favor de la desaparición de la Unión Europea e incluso vaticinen su debacle?
Pasa que, desde sus cimientos, nunca se planeó como un proyecto que apuntara a la cooperación entre individuos antes que entre países o estados, es decir, en vez de decantarse – como lo hacía por algunos periodos de tiempo – por promover la máxima interacción entre personas mediante las 4 libertades antes mencionadas, optó por el lado de usar dichas libertades en favor de formar una supranacionalidad. – Poderes que trascienden más allá de un gobierno y un estado, tal cual pasa hoy con la Unión Europea –  La prueba irrefutable, sin duda, es la existencia de un Banco Central Europeo, una institución que hace hasta lo imposible por retener uno de los monopolios más determinantes en el mundo actual: El del dinero y su distorsión, manipulando en su favor, siempre, las respuestas “naturales” que pueda ofrecer un mercado.
Así, entre deudas impagables, miembros en bancarrota y falta de claridad no solo en materia económica, fiscal y monetaria, sino en seguridad, cuestiones migratorias y hasta culturales, la Unión Europea tambalea y tambalea
Puede que para algunos aún no esté muy claro, que incluso estas declaraciones tengan tintes catastrofistas aún cuando la  fragilidad e incertidumbre que demuestra día a día una de las grandes potencias mundiales es innegable y no solo lo digo por el “Brexit” o las coyunturas mencionadas en el párrafo anterior, sino por la meta primordial que se planté en un principio, muy apegada a una planeación centralizada pese a ver en reiteradas ocasiones los beneficios de la libertad.
Dicho sea de paso: Puede que Gran Bretaña hiciera bien en decirle “no” a ese creciente estado gigantesco que es la Unión Europea aunque, desafortunadamente, bien puede estarlo haciendo por las razones incorrectas, por un sentido nacionalista al que todo mundo temía cuando los primeros bosquejos de la Unión Europea se plantearon, cuando se buscaban soluciones en el mercado tras comprobar, dos veces, que las estatistas no funcionan.
“Kohoutek Velasco, miembro fundador de México Libertario. Ni de izquierda ni de derecha; Simplemente lógico. Activista y escritor liberal.”
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