Los gestos ocultos de Duarte

Como una obra que se monta líricamente, sin ensayos pero con certeza del triunfo. Es la sonrisa de Javier Duarte.
No es nueva. El gesto muscular del ex mandatario jarocho proviene de su etapa como gobernador, cuando al primer reto de una mirada o una lente, alistaba la comisura de sus labios.
Expertos en lenguaje corporal y psicología criminal comparten su opinión sobre dicho gesto muscular y otros tantos que, de forma inconsciente, tiene el hoy detenido.
“Lo tachan de cínico porque normalmente se está riendo al momento de la detención, pero el ser humano es capaz de hacer unos 15 tipos de sonrisa entre simétricas y asimétricas, y él lo que nos muestra es una sonrisa que disfraza el miedo”, asegura Enrique Cossío, experto en lenguaje corporal.
Duarte tiene asimetría facial derecha. La ceja derecha está más levantada que la izquierda. “Es una asimetría facial inconsciente que busca ocultar emociones”.
La “sonrisa de Duchenne”, que se traduce como auténtica, impulsiva y de alegría sentida, eleva simétricamente la comisura de los labios. La mayoría de veces, cuando Duarte sonríe “estira horizontalmente los labios; no hay elevación de las comisuras y la boca se estira producto del músculo facial que se llama risorio, y tiene que ver con la emoción del miedo”, sentencia Cossío.
Para la catedrática Guadalupe Nieto, quien basa su argumento en la teoría de la gesticulación (que interpreta las conductas del ser humano), “la sonrisa de Duarte nos dice nerviosismo, desesperación y la inestabilidad emocional que está pasando”.
La expresión Duarte
El lenguaje corporal refuerza el discurso hablado. En el caso de Duarte, lo contradice.
En distintas conferencias del entonces gobernador, sus palabras tomaban rumbo distinto de sus gestos corporales. “Su discursos era contradictorio, comúnmente movía la cabeza diciendo que no, él afirmaba las cosas pero su cabeza decía no”, relata Nieto, mientras observa fotografías ampliadas de quien gobernó Veracruz, entre diciembre de 2010 y octubre de 2016.
Para la experta en comunicación no verbal, incluso “no es un líder nato, él no, él se percibe, a mi punto de vista, como una persona frágil, muy débil”.
Desde hace años Duarte era presa del estrés continuo; tocaba su rostro constantemente para calmar su ansiedad. “La emoción que predominaba en él cuando gobernador, era la ira; una señal fidedigna de ira controlada son los labios afinados, cuando apretamos mucho la boca, los labios se adelgazan”, señala Cossío. Sobra decir que el oriundo de Veracruz practicaba dicho gesto frecuentemente.
Hay diversas fotos donde se aprecia a Duarte de Ochoa en posición “Sanpakú”, palabra de origen japonés que significa espíritu enfermo. La persona en dicha postura muestra los tres blancos en los ojos y “es una señal de que la persona está sintiendo emociones muy negativas; lo que hacemos es agachar la cabeza, en forma retadora y no perdemos contacto visual con la persona que está enfrente de nosotros”.
Palabras sin sonido
El peso corporal es otro lenguaje corporal. “Algo importante y es parte del lenguaje, es el peso. Cuando (Duarte) inició ¿cuál era su característica de peso? Lo vemos ahora y hay un cambio radical y eso nos dice que está viviendo ansiedad, es muy notorio”, concluye la investigadora Guadalupe Nieto.
Duarte no tiene miedo. Desde hace años mantiene elevado su mentón aún en las peores circunstancias. La psicología social relaciona ese signo con soberbia y altanería.
En su primer audiencia en Guatemala, se recalcó que Duarte casi no habló o sólo lo necesario. Hace falta observarlo más.

Óscar Hernández Bonilla es reportero de investigación en Proyecto 40. Conductor suplente en Informativo 40. Especializado en temas sociales y seguridad. Coberturas electorales, desastres naturales,  e internacionales: guerrilla de las FARC. “En cualquier parte hay algo valioso, digno de narrar; el reto es descubrirlo”.

E-mail: oskarhbonilla@gmail.com

Twitter: @ohernandezb