MENOS INFORMACIÓN, ¡MAL!

PESOS Y CONTRAPESOS

Estoy a favor de la reestructuración del gasto gubernamental, con la intención de que el gobierno gaste, con honestidad y eficacia, en lo que legítimamente debe de gastar, lo cual, en el caso de México implica, antes que cualquier otra cosa, reducir dicho gasto, algo que no se logra con la reestructuración llevada a cabo por el gobierno de AMLO, cuyo objetivo es gastar menos en X para poder gastar más en Y, de tal manera que el mayor gasto en Y compensa en menor gasto en X, y el gasto total queda igual.




Esta reestructuración del gasto genera perdedores (quienes reciben menos) y ganadores (quienes reciben más), lo cual puede dar como resultado que quienes reciban menos ya no reciban lo suficiente para poder llevar a cabo sus tareas, lo cual, si esas tareas son necesarias, traerá consecuencias negativas. Botón de muestra lo tenemos en la llamada de atención que lanzó el INEGI la semana pasada.
Para este 2019 el INEGI solicitó un presupuesto de 17 mil millones de pesos, de los cuales la Cámara de Diputados aprobó solamente 12 mil, 5 mil menos, equivalentes al 29.4 por ciento. Dada la falta de presupuesto el INEGI anunció la cancelación de los siguientes proyectos de información: Encuesta Nacional Agropecuaria; Encuesta Nacional de Gasto en los Hogares; Encuesta Nacional de Consumidores de Sustancias Psicotrópicas; Encuesta Nacional de Calidad Regulatoria e Impacto Gubernamental en Empresas; Encuesta Nacional de Micronegocios; Encuesta Nacional de Población Privada de Libertad; Encuesta Nacional del Trabajo Infantil; Encuesta sobre Confianza del Consumidor con cobertura regional; Encuesta Nacional de los Hogares, cancelaciones que nos privarán de información indispensable para, entre otras cosas, poder calificar la actuación el gobierno, algo importante.




Pongo de ejemplo a la Encuesta Nacional de Calidad Regulatoria e Impacto Gubernamental en Empresas, que proporciona información necesaria para conocer, tanto los excesos (lo que sobra), como los defectos (lo que falta) en materia de regulación, misma que, si es excesiva o defectuosa, hace más daño que bien, daño que, con un gobierno de “izquierda”, que como tal desconfía de la empresa privada, desconfianza que puede llevarlo a imponer regulaciones excesivas, que precisamente por excesivas resultan defectuosas, puede ser considerable.
El efecto de la regulación sobre la productividad y competitividad de las empresas, y por ello sobre el bienestar de los consumidores, debe monitorearse y medirse con regularidad, algo a lo que contribuye, precisamente, la Encuesta Nacional de Calidad Regulatoria e Impacto Gubernamental en Empresa, uno de los estudios de opinión que, por falta de presupuesto, consecuencia de la reestructuración del gasto gubernamental llevada a cabo por AMLO (gastar menos en X para poder gastar más en Y), el INEGI no realizará este año.
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