"Pescando" metales

Oscar-Hernandez
Óscar Hernández

La fetidez no se soporta. El agua negra arrastra desechos de todo tipo; latas, cartones, animales muertos, excremento y grandes cantidades de metal.
A un costado del canal, por el que desaguan diariamente millones de litros de aguas residuales y ubicado en la colonia Potrero del Rey, Ecatepec, hay decenas de viviendas, sostenidas con tablas y cartones, en el mejor de los casos.
Una pequeña de aproximadamente 10 años asoma por entre las sábanas habilitadas como cortinas. Se cerciora que no llueva y vuelve adentro.
Cinco minutos después, cargando una cubeta amarrada a un mecate, sale de casa acompañada de su hermana, una niña de no más de siete años que siempre está con ella. Se llaman Perla y Alicia. La primera es morena, con grandes ojos color café; viste un pants que alguna vez fue gris, pero la vida entre la basura lo oscureció. Alicia, la menor, tiene puesto un sweater verde y pantalón azul. Ambas usan botas de agua.
Caminan entre las piedras y basura; se dirigen al canal de aguas negras. Descienden unos cuatro metros, apoyándose la una en la otra para no resbalar. Parecen tener bien medido el terreno.
Al llegar a la orilla, Perla saca un par de imanes de la cubeta (desarma bocinas para obtenerlos), luego los amarra con el mecate a manera de caña de pescar, para después, entre la pestilencia del lugar, arrojarlos al agua y probar suerte. Sí, estas niñas pescan metales para sobrevivir.
“Alisto mi bote y mi imán, y ya me bajo, aviento mi imán y saco, también saco monedas, de a 5, de a 2, y ya lleno mi bote y lo vacío y otra vuelta”, narra una niña que dejó la escuela para ponerse a trabajar, para ayudar, dice, a sus padres.
“Llegan a encontrar piezas de valor”, relata el papá de Perla y Alicia; “lo que es plata y anillos, pero eso a la larga…”¿qué hay sobre los riesgos? ¿Puede haber infecciones? pregunta el reportero… “Puede ser, porque es pura agua sucia, luego imagínese si no tenemos para el medicamento”, responde Wenceslao, quien asegura estar enfermo e imposibilitado para trabajar.
Perla, quien está en constante contacto con bacterias, hongos y parásitos y sustancias químicas toxicas, vende el fierro a 200 pesos por kilo, cantidad que reúne con dos o tres días de trabajo.
Práctica común
Aquí en la colonia Potrero del Rey, la “pesca” de metales es cotidiana, principalmente entre niños de 6 a 13 años. Así lo narra Guadalupe Vargas, mamá de Víctor, un niño de 9 años que todos los días busca metales en el canal.
“En un principio, cuando me lo traje tenía tres años, sí le dio miedo bajarse y me chillaba, pero le digo no hijo, sólo debes arrancar bien los pies; creo que riesgos no hay porque no está hondo y pues no hace daño”, indica la mujer.
Son niños que abandonaron la escuela para “pescar” metales en agua residual.
Otros vecinos piden a los padres evitar esta práctica. Cuando llueve aseguran, es más peligroso. “Se meten con el riesgo de que se vayan a cortar, ahora en tiempo de aguas que lleva bastante corriente el canal, ese es el riesgo”, dice Manuel, pepenador en la zona.
Los niños como Perla y su hermana, trabajan en promedio cuatro horas al día. Las infecciones en la piel, dice, no le molestan porque sus botas de agua le protegen. “Me divierto, estoy sacando y platicando con Alicia”…”¿De qué platican?… “Que sacamos mucho fierro”, nos comparte mientras con todas sus fuerzas, avienta por quinta vez los imanes al canal.
“¿Qué le hacemos señor?” Insiste su padre, “tenemos que buscar la vida, yo tengo que mantener y no nos alcanza”.
En este lugar están mutilados los derechos de los niños. De acuerdo con la Secretaría del Trabajo, la causa principal del trabajo infantil, no muy lejos de la explotación laboral, es la pobreza. En México, trabajan más de 2 millones 500 mil niños y adolescentes.
En este caso, junto al canal y toneladas de basura, los niños deben ganarse la vida.
Según la Convención sobre los Derechos del Niño, los menores tienen derecho a un hogar, educación y condiciones de felicidad. Que lejos está aquella premisa de la ONU, que en muchos casos, queda sólo en el papel.

Óscar Hernández Bonilla es reportero de investigación en Proyecto 40. Conductor suplente en Informativo 40. Especializado en temas sociales y seguridad. Coberturas electorales, desastres naturales,  e internacionales: guerrilla de las FARC. “En cualquier parte hay algo valioso, digno de narrar; el reto es descubrirlo”.

E-mail: oskarhbonilla@gmail.com

Twitter: @ohernandezb