Septiembre de 2024, mes en el que comenzó a operar la LXVI legislatura, con la tramposa mayoría calificada de Morena en las cámaras de diputados y senadores, y último del gobierno de AMLO, será recordado como el mes en el cual se concluyó la desaparición de la división de poderes y se consolidó la militarización del país. Uno era el país el pasado 1 de septiembre, con excesos y defectos en su marco institucional, y por lo tanto con Estado de chueco, antítesis del Estado de Derecho. Hoy, un mes después, 30 de septiembre, México es otro, con más excesos y más defectos en su marco institucional, con más Estado de chueco, que es Estado de injusticia.
Formalmente, mientras no se modifique la Constitución (modificación que Morena, dada la tramposa mayoría calificada de la que dispone, puede llevar a cabo sin tener que negociarla con alguien más), seguimos siendo una república democrática (artículo 40 constitucional), con división de poderes (artículo 49). Para efectos prácticos, dada la concentración de poder en las manos del presidente, producto de la tramposa mayoría calificada de Morena en el Congreso de la Unión, y de la reforma al poder judicial, que puede resultar en jueces, magistrados y ministros incondicionales del presidente, hemos dejado de serlo. ¿Por qué? En primer lugar, porque el presidencialismo sigue vigente.
El sistema político mexicano sigue siendo, por convicción o conveniencia de quienes a todo le dicen que sí a AMLO, presidencialista. El presidente puede más que la Constitución, que la división de poderes, que la voluntad de la mayoría, que los datos correctos, que la realidad misma, incondicionales que se comportan como súbditos (“Lo que usted diga, majestad”), presidente que se comporta como monarca absoluto (“Mi palabra es la ley”). ¿El resultado? Una monocracia autocrática.
Monocracia. Mono: uno. Kratos: gobierno. Monocracia: el gobierno de uno.
Autocracia. Auto: por sí mismo. Kratos: gobierno. Autocracia: el gobierno por sí mismo.
Monocracia autocrática: el gobierno de uno (mono) en función de su voluntad (auto), lo cual puede dar como resultado, una entre otras posibilidades, el Estado de Derecho, el gobierno de las leyes justas, si la voluntad del gobernante fuera hacer leyes que reconocieran plenamente, definieran puntualmente y garantizaran jurídicamente los derechos de las personas, si fuera un gobernante de talante liberal, algo que, sin ser imposible, por lo general no se da entre monócratas autocráticos, no dispuestos a limitar con leyes justas el ejercicio de su poder, que lo quieren absoluto.
Formalmente seguiremos siendo, mientras no se cambie la Constitución, una república democrática con división de poderes. Para efectos prácticos, entre el 1 y el 30 de septiembre, dejamos de serlo, para convertirnos en una monocracia autocrática, que durará, ¿cuánto tiempo?
La 4T resultó ser, en muy buena medida, la restauración del PRI, con un agravante, la militarización, y la pregunta es, ¿por qué tanto apapacho a los militares? Porque una dictadura (aunque sea dictablanda), dura hasta que los militares quieren. Por eso hay que tenerlos contentos, por lo menos a la cúpula.
Septiembre de 2024 será recordado, para vergüenza de quienes lo hicieron posible, como el mes en el que se instauro la monocracia autocrática.