Pobreza productiva: El problema de fondo.

Desafortunadamente y a pesar del paso de los años, hablar de pobreza sigue siendo uno de los principales escaparates políticos, sobre todo cuando se quiere enarbolar un resultado – Entonces se habla de una disminución. – O condenar a ciertos protagonistas – Entonces se habla de un aumento. – teniendo, de esta forma, una tendencia que depende, como siempre, de quien como y cuando le da lectura.
Resulta difícil, con este panorama en puerta, hablar de avances o retrocesos pues toda pista de certeza se encuentra, en lo general, sujeta al interés político del redactor/estudioso de turno. Pese a eso hay cosas que no se pueden ocultar; no todos los dedos tapan todos los soles.
Lo importante, para comenzar y destacar, es que el nivel de riqueza no se determina por la cantidad de recursos disponibles, a la mano, sino por la capacidad que tenemos para transformarlos en algo completamente distinto, algo capaz de solventar las necesidades de otros. Es decir: No es más rico el que más tiene, sino quien más transforma, crea, innova e intercambia.
Así, si entendemos que un País – O una persona – es pobre por su falta de capacidad (Englobando en capacidad MUCHAS cosas) para transformar sus recursos en bienes intercambiables, podemos empezar a señalar desde ya a un claro culpable, a fin de cuentas ¿Quién es el encargado de castigar al que produce mediante impuestos y cargas fiscales brutales?
Y más allá de los distintos estándares o medidores que basan la percepción de la pobreza en la capacidad de compra, yo quiero hacer esta breve reflexión desde un punto de vista productivo, que es, a mi ver, el gran freno al que nos enfrentamos a la hora de buscar soluciones.
A la hora de proponer, y más que proponer actuar, pocos “incentivos” son los que se encaminan a este rubro, como si lo malo de ser pobre fuese el tener que trabajar, o peor aún, como si la gente no quisiera, simplemente, salir adelante.
Yo sé, desde luego, que uno jamás puede generalizar, que existen los zánganos de todo tipo gustosos de vivir del “redistribuir” pero también, con el solo salir a las calles, uno se da cuenta del hambre que tiene el connacional por vivir tranquilo, porque lo dejen trabajar en santa paz.
De esta forma tenemos a una sociedad convulsa por lo difícil que le es trabajar – Sí, vivimos en una sociedad donde es difícil trabajar ante trámites, protocolos y corruptelas varias – que se encuentra maniatada, verdaderamente, ante tantos “regalos” que después se han de cargar a su nómina y una pobreza que jamás vamos a superar porque a nadie le interesa que la superemos.
Mientras no produzcamos para competir y producir más, seguiremos en la miseria. Sea el presidente que sea, sea el programa social que sea.
“Kohoutek Velasco, miembro fundador de México Libertario. Ni de izquierda ni de derecha; Simplemente lógico. Activista y escritor liberal.”
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