¿PROPUESTAS SERIAS?

PESOS Y CONTRAPESOS

En la semana se hicieron, con relación a la economía, cuatro propuestas, por demás cuestionables.
La primera, proveniente de la bancada priísta en la Cámara de Diputados, a favor de multiplicar por tres el salario mínimo, para que pase, a partir del 1 de enero, de 88.36 a 265.10 pesos diarios. ¿Qué puede pasar con las micros y pequeñas empresas que no puedan pagarlo? ¿Qué consecuencias puede tener sobre el empleo que hoy se genera en esas empresas?




La segunda, hecha por quien será el subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, quien dijo que se contempla la posibilidad de otorgar amnistía fiscal a los contribuyentes incumplidos, un “borrón y cuenta nueva”, sobre todo si se trata de una verdadera amnistía fiscal. ¿Es justo para los contribuyentes cumplidos? ¿Qué incentivos genera entre los agentes económicos: al cumplimiento o al incumplimiento?
La tercera, de la autoría del diputado Benjamín Robles, a favor de que el Banco de México tenga como tarea, además de procurar la estabilidad de poder adquisitivo del peso, promover el crecimiento de la economía, la creación de empleo y la generación de ingreso, lo cual, en la práctica, supondría terminar con la autonomía del banco central. ¿Cuál sería la consecuencia? El repunte, mucho mayor del que se ha registrado del 2016 a la fecha, en la inflación o, dicho de otra manera, una mayor pérdida en el poder adquisitivo de nuestro dinero, con el impacto que ello tendría sobre el bienestar de la gente, sobre todo la que menos tiene.
La cuarta, proveniente del Senado, a favor, no de triplicar, pero sí de duplicar, el salario mínimo, para que sea de 176.72 pesos diarios. La pregunta es la misma: ¿qué puede pasar con el empleo en las micros y pequeñas empresas que no puedan pagarlo?
De estas cuatro propuestas, ¿cuál es la más descabellada? Sin duda alguna la del diputado Benjamín Robles, que supondría una vuelta, no al pasado, sino al error. Al error de creer que un banco central, que produce dinero, debe estar al servicio del gobierno, que siempre está escaso de dinero. Esta es la eterna cantaleta de cualquier gobernante: el dinero no alcanza, y menos alcanzará si cada nuevo gobernante pretende hacer más de lo que hizo su antecesor, como por lo general sucede.




De todas las reformas institucionales de las últimas décadas (esta, institucional, es la palabra correcta, no estructural), la más importante, sin lugar a dudas, fue el otorgamiento de la autonomía al Banco de México, que en esencia implica que el Poder Ejecutivo Federal no puede obligarlo a producir dinero y a dárselo para que lo gaste, lo cual es condición necesaria, más no suficiente, para que el banco central no genere inflación, es decir, para que no provoque la pérdida en el poder adquisitivo de nuestro dinero, condición necesaria, pero obviamente no suficiente, para poder aumentar el bienestar de la gente.
¿Propuestas serias o disparates?
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