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| Kohoutek Velasco |
Como bien hemos visto – una y otra vez, en todo medio de comunicación – están próximas a celebrarse las elecciones para la ya famosa “Asamblea constituyente” misma que se encargará de revisar y modificar la constitución de la Ciudad de México escrita por Mancera y sus notables.
Se ha anunciado con bombo y platillo la importancia jurídica, histórica y representativa que este acto tiene, cuando, según propuestas, spots y campañas, pareciera más un preámbulo al 2018 que un verdadero hecho relevante para los citadinos.
A como van las cosas sabemos – es un secreto a voces, no nos hagamos. – que la nueva constitución de la CDMX es más bien un acto meramente simbólico, o de menos en eso lo están transformando al buscar, de manera generalizada – por no decir que en todas las plataformas, disponibles por cierto en http://www.yodecidodf.org.mx/ – la mágica aparición de beneficios dispuestos a modo de derechos: Que si salario mínimo, que si escuelas, que si salud, que si aire limpio, que si buen gobierno, que si mil cosas más, todas ellas imposibles de materializarse por el simple hecho de estar escritas en un papel.
Entendamos, aunque suene feo, que los servicios – incluso cuando son públicos. – funcionan con algo más que “las nobles intenciones” del político de turno, que requieren infraestructura, preparación y competencias que el mismo Estado es incapaz de brindar. A los hechos me remito, girémonos a ver al IMSS o a la SEP…
Hay que tener cuidado, entonces, con la delgada línea entre “derecho”, “beneficio” y “mentira” pues a la larga, la “nobleza” de nuestros representantes expresada en “justicias sociales” termina por volverse cara, ineficiente y un lastre, sobre todo para aquellos a quienes buscaba beneficiar.
Por eso les pido solo una cosa, afamados constituyentes: Sentido común, si de verdad quieren que esto sea un precedente y no un adorno.
No se trata de ver quien regala más u ofrece a cantidades o garantiza abundancias, sino de generar un marco normativo eficiente para poder crear oportunidades en igualdad – la única igualdad válida – y aprovechar las mismas según cada quien. Vamos, una constitución vigente es aquella que nos permita trabajar y elegir sin necesidad de esperar una autorización, un permiso o un trámite burocrático; se trata más de derogar, que de engrosar.
Esto no significa, necesariamente, formar una carta magna escuálida y débil, al contrario, debe ser fuerte en donde debe, teniendo los mecanismos necesarios para dicho fin, como la impartición de justicia o la certeza jurídica en lo que respecta a propiedad y libertad, por mencionar algunos ejemplos.
¡Ojo! cuando hablo de propiedad no me refiero específicamente a los medios de producción, también hablo de tu casa, de tu carro, de tu trabajo, incluso de tu cuerpo y de tu mente. Evitemos situaciones donde la ambigüedad en conceptos como “interés social” de pauta a otro tipo de abusos; protejamos el patrimonio de todos, absolutamente todos, que ante estos vacíos legales quienes suelen salir más perjudicados son los de menores recursos, no el que puede comprar una casa más bonita en una mejor zona, sino el trabajador que lleva décadas forjando su patrimonio.
Entonces, queda en ustedes la responsabilidad de hacer de este ejercicio democrático un precedente de representatividad y convergencia pues, inocentemente, quiero creer que más allá de protagonismos, estrategias mediáticas y ensayos previos a elecciones mayores, existe el sentido común.
“Kohoutek Velasco, miembro fundador de México Libertario. Ni de izquierda ni de derecha; Simplemente lógico. Activista y escritor liberal.”
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