SUBASTAS Y ESPECULACIÓN (Segunda y última parte)

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Arturo Damm Arnal

¿Cuál es la intención de cualquier especulador en cualquier mercado? Comprar a un precio de X para vender a un precio de X más N, obteniendo la ganancia N, misma que conseguirá solamente si el precio aumenta.
La especulación puede practicarse en el mercado cambiario, y tendrá éxito si el tipo de cambio al cual el especulador vende es mayor al tipo de cambio al cual compró, y si lo es en la cantidad que alcance para compensar la inflación. Del 9 de diciembre del 2014, día en el que empezaron las subastas de dólares del Banco de México, al 17 de febrero pasado, día en el cual se suspendieron, ¿cuál fue el resultado para quienes especularon con el tipo de cambio? En ese lapso el precio del dólar pasó de 14.37 a 18.39 pesos, lo cual dio como resultado una depreciación del 28.0 por ciento, que fue la ganancia de los especuladores, y que resultó más que suficiente para compensar la inflación del período, 2.5 por ciento (al 31 de enero).
Las subastas de dólares, ¿no le hicieron el caldo gordo a los especuladores, lo cual, de haber sido el caso, pudo haber generado mayores presiones alcista sobre el tipo de cambio de las que se hubieran generado sin las mismas? Muy probablemente, ya que las subastas (de hasta 400 millones de dólares diarios) aumentaban (poco, pero la aumentaban) la oferta de dólares en el mercado, lo cual evitaba (poco, pero lo evitaba) una mayor alza en el precio del dólar, lo cual le permitía a los especuladores comprar a un menor precio del que podrían haber comprado sin las subastas, lo cual aumentaba la demanda por dólares de parte de los especuladores, lo cual generaba mayores presiones alcistas sobre el tipo de cambio, precisamente lo que se pretendía evitar.
Las subastas de dólares, por haberle hecho el caldo gordo a los especuladores, aunque haya sido marginalmente, ¿no resultaron un tiro por la culata? Si así fue, qué bueno que se suspendieron.
E-mail: arturodamm@prodigy.net.mx
Twitter: @ArturoDammArnal