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| Kohoutek Velasco |
Para el nuevo y flamante Presidente de los Estados Unidos de Norte América hay un camino, tan simple como definido que puede, para sus votantes o simpatizantes – No solo sus gobernados, pues.- sonar bien, coherente, correcto.
Sí, tal parece que Donald Trump finalmente ha dicho algo políticamente aceptado excepto por sus más rancios detractores pues a fin de cuentas ¿Quién se negaría a amar a su país? ¿Quién no quiere ser un patriota?
Así, sabemos que de hoy en adelante – Desde que se tomó protesta, más bien. – enfrentaremos un mundo mucho más cerrado, obtuso, encumbrado por la retórica proteccionista que más allá del discurso no va, aseguro, a tener resultados que puedan leerse bajo los estándares de prosperidad, crecimiento o libertad.
¿Qué de malo hay, entonces, con el comprar y contratar nacional? Extrapolemos el discurso más allá de la nación en la que se haya dicho.
Bueno, lo primero a decir es que en un sistema basado en el libre intercambio de necesidades es muy difícil el generar estímulos hacia ciertas variables deseadas, o sea, resulta mucho más fácil penalizar la toma de decisiones que no favorece a la opción deseada que buscar un “incentivo” cuando este no surge del mismo mercado.
Dicho de manera más sencilla: Para un estado resulta más práctico el castigar a quien no compra lo nacional mediante un impuesto a lo extranjero que cualquier otra opción sin importar las inevitables consecuencias que tarde o temprano se reflejarán en el costo al consumidor final.
Y sí, esta es la única manera que el proteccionismo tiene para “fomentar” el consumo de productos nacionales, independientemente de las reducciones tributarias o condonaciones fiscales que puedan acompañar a dicho producto en el afán de hacerlo “preferente”
Las consecuencias comienzan a saltar una tras otra ¿Cierto? La primera es el aumento en el precio de productos extranjeros al consumidor final, la segunda es la distorsión de la información financiera que reciben los productores y todos los sectores o niveles involucrados en el proceso de crear algún producto y ponerlo en las manos del consumidor común.
En un ambiente de competencia, para mantenerse vigentes y en preferencia, es menester el estar en constante actualización: Optimizar recursos, ahorrar energías, innovar, tomar buenas decisiones, tener ciertas proyecciones en el corto, mediano y largo plazo así como muchos factores más que a la larga permiten ofertar precios capaces de generar una ganancia y una preferencia, es decir, ser más baratos que el contrario.
Actualmente, estas “variables” ya no dependen únicamente de cuestiones internas pues competidores internacionales se suman día con día, dando muestras y pautas de los caminos disponibles para mantenerse en la misma competencia – En efecto, a la hora de vender el mejor maestro es tu competidor.- ¿Qué va a hacer el vendedor – por englobar a todos en algún término – Estadounidense cuando deje de tener a su disposición todo esta información? Y no es que su mercado interno sea incapaz de brindárselo, sino que, naturalmente, no tendrá los mismos tamaños que en un ambiente “abierto”
Cuando la competencia se hace laxa por factores dispares a tu propio desempeño, muy probablemente, por no decir seguramente, tu desempeño también resultará laxo, carente de la fuerza que tendría al verse presionado por estímulos (competidores) con otros recursos disponibles.
Para que quede más claro: No critico el hecho de que Trump busque cooperación entre sus connacionales, al contrario, solo me atrevo a destacar y recordar que la cooperación, para ser cooperación de verdad, debe ser siempre voluntaria… Y, hasta la fecha, no hay una cooperación más voluntaria que el libre comercio, independientemente del fragmento de tierra donde hayas nacido.
“Kohoutek Velasco, miembro fundador de México Libertario. Ni de izquierda ni de derecha; Simplemente lógico. Activista y escritor liberal.”
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