
El deterioro de las finanzas públicas, evidenciado por la creciente aversión del sector bancario hacia la deuda gubernamental y las advertencias de expertos financieros, sugiere un panorama económico complejo para el país en los próximos años, con riesgos que incluyen una potencial recesión en 2025 0 2026 y la pérdida del grado de inversión hacia 2027.
Por segundo año consecutivo, los bancos privados y de desarrollo en México han reducido sus tenencias de deuda gubernamental, una tendencia que refleja la creciente desconfianza en la estabilidad fiscal del país.
Al cierre de 2024, el sector bancario poseía 1.02 billones de pesos en instrumentos de deuda como Cetes, Udibonos, Bonos y Bondes, lo que representó una disminución de 113 mil millones de pesos en el último año, según datos del Banco de México (Banxico). Esta caída se suma a los 28 mil millones de pesos que se retiraron en 2023, consolidando una tendencia descendente que no puede soslayarse.
Los bancos ahora representan solo el 10% de las tenencias totales de deuda emitida por el gobierno federal, situándose como el cuarto mayor prestamista, detrás de las Siefores, inversionistas extranjeros y sociedades de inversión. Este fenómeno, que podría parecer una simple redistribución de riesgos, en realidad subraya un escenario más amplio de deterioro fiscal derivado de políticas públicas deficitarias instauradas durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador y que se prevé continuarán durante la administración de Claudia Sheinbaum.
Alejandro Werner, director fundador del Georgetown Americas Institute y exsubsecretario de Hacienda, advirtió recientemente sobre una confluencia de factores que podrían desencadenar una crisis fiscal más profunda.
Durante su participación en el Seminario de Perspectivas Económicas 2025 del ITAM, Werner señaló que la expansión fiscal no necesaria durante el gobierno anterior ha dejado una herencia compleja para la actual administración: una deuda más elevada, un déficit fiscal considerable y presiones inerciales de gasto significativas.
Un factor crítico en la ecuación fiscal es el cambio en la estructura de toma de decisiones presupuestarias. Werner explica que se ha transitado de un sistema donde las decisiones de gasto estaban centralizadas a uno donde diferentes facciones de Morena tienen poder sobre distintos ámbitos del presupuesto.
“Esto nos lleva a una decisión del gasto que se parece más a un equilibrio de Nash que a una decisión centralizada”, advierte, anticipando que esta dinámica podría resultar en mayores expansiones del gasto público.
La actual administración enfrenta además el desafío de mantener y mejorar la calidad de los servicios públicos en un contexto de restricciones presupuestarias severas. Mientras el gobierno anterior priorizaba las transferencias directas sobre la calidad de los servicios públicos, la nueva administración parece más enfocada en mejorar la política educativa, social y de salud, lo que podría generar presiones fiscales adicionales.
En ausencia de una reforma fiscal integral que incluya mejoras (básicamente alza de impuestos) en el IVA, ISR y predial, Werner proyecta que México perderá el grado de inversión antes o a principios de 2027.
Werner también anticipó una recesión para 2025, exacerbada por el cambio de gobierno, tensiones comerciales con Estados Unidos y una reforma judicial que podría generar incertidumbre jurídica.
“En todo cambio de gobierno hemos tenido una reducción del crecimiento de casi dos puntos porcentuales”, explicó Werner, advirtiendo que el escenario actual podría derivar en dos o tres trimestres consecutivos de crecimiento negativo.
La política monetaria en la encrucijada
Werner argumenta que el Banco de México debe continuar con su tendencia de reducción en las tasas de interés, considerando que fue “un error llevar las tasas de interés a niveles tan altos”. Ante la probable recesión en 2025, el experto sugiere acompañar la reducción de tasas con una política de intervención preanunciada en el mercado cambiario, proponiendo una intervención de hasta 100 mil millones de dólares, distribuidos entre el mercado spot y derivados.
Como medida adicional, Werner propone establecer un programa a través de la banca de desarrollo para apoyar a las empresas exportadoras que pudieran verse afectadas por aranceles durante las negociaciones comerciales con Estados Unidos, similar a los programas implementados durante la pandemia de COVID-19.
Duro panorama en los próximos dos años
Voces autorizadas como la de Alejandro Werner deben ser tomadas muy en serio. A pesar del llamado “Plan México” presentado esta semana por la presidenta Claudia Sheinbaum, la realidad objetiva de las finanzas públicas nos habla del enorme desafío que enfrentan ante una dinámica de gasto que parece incontrolable.
La economía mexicana no podrá crecer al ritmo que requiere para generar empleos y alcanzar la meta de convertirse en la décima más grande del mundo en 2030, si no es capaz de controlar su déficit, dar seguridad pública así como certeza jurídica a las inversiones nacionales y extranjeras que se pretende atraer.
Lo peor es que, sin ese crecimiento, el tamaño de la deuda como proporción de la economía crecerá y se condenaría al país a un bucle infranqueable de estancamiento – déficit -inflación- crisis, que sería muy dañino y del que resultaría muy difícil escapar.