El ciclo de crédito ha llegado a su fin

Mucho se habla de los efectos en la economía que está ocasionando la política restrictiva de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, pero también entraña un tema que preocupa y del que se debe conversar: el impacto que YA está teniendo en los mercados de crédito. Por cierto, esto tampoco es positivo para las bolsas de valores.

Ante las afectaciones por la pandemia de covid-19 se pensó que sería benéfica una fuerte y rápida expansión del crédito –lo que se dio gracias al apoyo fiscal del gobierno de EU y al respaldo de inyección monetaria masiva de la Fed–. Pero en realidad no fue algo bueno –como nunca lo es “imprimir” dinero sin límite–, pues se deterioró la calidad de los préstamos, lo que generará quiebras al fallar muchos de estos créditos al mismo tiempo.

Este fenómeno ya está siendo analizado por distintos expertos como el estratega macroeconómico de Bloomberg, Simon White, quien comenta en un artículo reciente que el ciclo de deuda se está invirtiendo, y eso provocará amplios diferenciales de crédito, un aumento de las pérdidas por préstamos bancarios y un incremento de la volatilidad de las bolsas. ¡Están surgiendo grietas en los mercados crediticios!

En el siguiente gráfico –cortesía de Bloomberg– se aprecia que los créditos en general alcanzaron nuevos máximos entre el comienzo y el estancamiento de la pandemia de covid-19.

El ciclo crediticio funciona de esta manera: 

  • Primero se endurecen las condiciones para acceder a los préstamos.
  • Luego cae la demanda de créditos.
  • Seguida de una caída de la oferta de préstamos.
  • Por consiguiente, aumenta la morosidad, ya que es más difícil obtener nuevos créditos.
  • Después viene un aumento de las tasas de impago en la medida en que se materializan las pérdidas. 
  • Por último, las quiebras y los impagos aumentan conforme las pérdidas de los préstamos provocan insolvencias.

Los malos préstamos

Hay claras señales de deterioro. De acuerdo con encuestas de la Fed a los bancos, las condiciones de concesión de préstamos se han ido endureciendo desde octubre de 2022, lo que está provocando un descenso de la demanda y, por consiguiente, un menor crecimiento de los créditos.

El gráfico a continuación –también de Bloomberg– refleja que la industria y el comercio presentan igual tendencia que los bancos. La menor demanda de préstamos se traduce en un número más pequeño de ellos.

Y es aún más preocupante que el mismo efecto se esté dando en la deuda de las empresas, cuyo volumen es ocho veces mayor que el de los préstamos bancarios. Desde que la Fed está subiendo la tasa, los diferenciales de crédito se han ampliado notablemente.

Los malos préstamos que se producen durante los auges crediticios provocan tensiones en las estructuras de capital de las empresas, ya que los préstamos antiguos no pueden renovarse debido a que los nuevos son más restrictivos y caros.

Por lo general, la morosidad, las tasas de impago y las quiebras alcanzan su punto más alto durante o después de la recesión, pero empiezan a aumentar antes de ella. La morosidad se eleva lentamente en todas las categorías de préstamos, incluidas las tarjetas de crédito, los préstamos para automóviles y las hipotecas.

De ahí que instituciones como Bank of America y JPMorgan estén reforzando sus reservas para enfrentar insolvencias ante las perspectivas de una recesión. El problema es que esas provisiones siguen reflejando una economía con tasas de interés cero, y esto no es así, pues los tipos de interés se seguirán encareciendo. Dicho de otro modo, los bancos corren el riesgo de no estar suficientemente preparados para una recesión potencialmente profunda.

Esto no es nada positivo para las bolsas de valores, pues la debilidad de los mercados de crédito y la ampliación de los diferenciales de crédito provocarán una mayor volatilidad dentro de un mercado bajista más grande.

La emisión de préstamos y de deuda corporativa se ha desacelerado en lo que va de 2023 en comparación con igual periodo del año anterior. El ciclo crediticio está a punto de cambiar y podría deteriorarse significativamente en los próximos trimestres, impulsado por una inminente recesión.

Así que, como bien dice White en su análisis de Bloomberg: “Como siempre en los mercados, preste atención a lo que va a ocurrir, no a lo que está ocurriendo, y prepárese para ello”. Un consejo que pareciera ser sacado de este boletín, en el que hemos hecho la misma recomendación a nuestros lectores.