El declive de la fertilidad en México y el mundo

En las últimas décadas, el mundo ha experimentado una caída sostenida de las tasas de fertilidad a nivel global. Este cambio estructural, que inicialmente afectó a las economías desarrolladas, se ha extendido progresivamente a prácticamente todas las regiones del planeta, incluido México.

De acuerdo con las estimaciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO), México ha experimentado una transformación demográfica acelerada. En 1997, la tasa de fertilidad en el país era de 2.7 hijos por mujer en edad reproductiva. Para 2018, esta cifra había disminuido a 2.07, prácticamente en el nivel de reemplazo poblacional de 2.1. Lo más alarmante es que, para 2023, el promedio había caído a apenas 1.6 hijos por mujer, muy por debajo del nivel necesario para mantener estable la población a largo plazo.

Esta transición demográfica ha sido tan veloz que las proyecciones actuales sugieren que, si bien la población mexicana continuará creciendo hasta aproximadamente 2052, cuando alcanzará su punto máximo de 147 millones de habitantes, posteriormente iniciará una tendencia descendente.

El caso mexicano no es aislado, pues según el World Fertility Report 2024 de la ONU, la tasa de fertilidad global ha disminuido de aproximadamente 5 hijos por mujer en la década de 1960 a 3.3 en 1990, y actualmente se sitúa en 2.2. Las proyecciones indican que continuará reduciéndose hasta alcanzar el nivel de reemplazo de 2.1 hacia 2050, y descenderá aún más hasta 1.8 para finales de siglo.

Lo más revelador es que en más del 55% de los países y territorios, donde habita más de dos tercios de la población mundial, la fertilidad ya está por debajo de 2.1 hijos por mujer. Este grupo incluye a naciones tan diversas como India, China, Estados Unidos, Brasil y Rusia. Adicionalmente, otro 17% de países actualmente con tasas superiores a 2.1 se proyecta que caerán por debajo de este umbral en los próximos 30 años.

El reporte señala que México completó su transición hacia una fertilidad por debajo del nivel de reemplazo en 2016, siguiendo a otros países latinoamericanos como Brasil (2002). Otros como India y Filipinas lo hicieron en 2020, mientras que Indonesia y Bangladesh lo harán en 2025 y 2026, respectivamente.

La disminución de la fertilidad, combinada con el aumento de la esperanza de vida, está generando un envejecimiento acelerado de la población mundial, proceso que tendrá profundas implicaciones socioeconómicas tales como presión sobre los sistemas de pensiones y seguridad social.

Otra implicación son los cambios en el mercado laboral, pues la escasez de mano de obra joven alterará la dinámica del mercado laboral, potencialmente incrementando los salarios pero también generando desequilibrios sectoriales.

En este contexto de declive poblacional, los procesos de automatización e inteligencia artificial adquieren una gran relevancia, ya que la tecnología deberá compensar la disminución de la fuerza laboral, incrementando la productividad para mantener el crecimiento económico.

Sin embargo, incluso con los avances tecnológicos más optimistas, la cuestión demográfica representa un desafío existencial para muchas sociedades. Casos como el de Japón, donde el descenso poblacional ha alcanzado niveles críticos, ilustran las dificultades asociadas a una fertilidad extremadamente baja sostenida en el tiempo.

Es momento de revalorar culturalmente la importancia de la familia y la procreación. En las últimas décadas, diversos factores económicos, sociales y culturales han contribuido a la postergación de la maternidad y la reducción del número de hijos. Sin proponer un retorno a modelos demográficos del pasado, resulta necesario generar condiciones que faciliten la decisión de tener hijos a quienes así lo deseen.

El futuro de México, y de gran parte del mundo, dependerá de nuestra capacidad para navegar esta transición demográfica, combinando el desarrollo tecnológico con una reconsideración de los valores familiares que durante milenios han sostenido el crecimiento y la continuidad de nuestras sociedades.