El largo plazo que a nadie le importa (pero debería)

Hace poco en redes sociales se viralizó un video del economista y analista político Macario Schettino, en el que hace un fuerte llamado a reflexionar sobre el daño a largo plazo que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador le está haciendo a la economía nacional y al país en general. Y tiene razón, por más que el oficialismo y la popularidad del jefe de nos hagan creer lo contrario.

En este espacio le hemos dado cuenta de cómo la llamada 4T alardea de que está mejorando a México como nunca, presumiendo verdades acomodadas como una inflación “bajo control”, un tipo de cambio inflado, la llegada de inversiones directas en niveles récord y grande mentiras como: “no hemos contraído deuda”.

Eso si sólo nos fijamos en el plano económico, que es la especialidad de este reporte, pero en otros ámbitos como el de la seguridad y el debilitamiento institucional, las cosas están igual o peor.

En este sentido, Schettino, autor de varios libros de crítica política y económica, señala claras verdades en su video con mucha preocupación que el actual gobierno está destruyendo compañías privadas exitosas, mientras impulsa a paraestatales deficitarias como Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Los únicos empresarios que están siendo beneficiados, dice, son aquellos cercanos al presidente y que le aportaron en campaña. Es cierto.

En el ámbito social, critica que se hayan desmantelado programas efectivos como Oportunidades, Prospera y el Seguro Popular, reemplazándolos por el reparto clientelar de dinero en efectivo. En salud, el desplome es evidente ante la falta de vacunas, medicamentos y recortes presupuestales. La educación corre la misma suerte con reducciones de recursos que la llevarán a la ruina.

Todo esto, mientras se dilapidan enormes cantidades de recursos públicos en proyectos faraónicos sin viabilidad ni sentido, como la refinería Olmeca en Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que no resuelve el problema de saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).