ESPECIAL TURQUÍA: El ‘pecado original’ turco

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El régimen de Erdogan, criticado –y con razón- por restringir las libertades individuales y por su intervencionismo en la economía y la política monetaria, ha hecho diversas maniobras para perpetuarse en el poder. Aumentó los subsidios en varios sectores de la economía, como los de agricultura, energía y turismo. Además de aumentar el gasto en pensiones para asegurar los votos de los electores. Gastó de más.
Todo esto fue patrocinado con la impresión de dinero sin control, pues además, el presidente Erdogan controla el banco central de su país; no goza de autonomía. La oferta monetaria se triplicó en siete años y las tasas de interés bajaron a mínimos de 4.5%. Esto, por supuesto, provocó el aumento del déficit fiscal y la depreciación de la lira turca.




“Esta es la falla típica de los monetaristas, creen que la soberanía monetaria protege al país de las conmociones externas y los préstamos en moneda extranjera se disparan porque nadie quiere prestar en una moneda constantemente degradada. Luego, el banco central aumenta las tasas, pero el agujero monetario sigue en aumento a medida que la oferta de dinero sigue creciendo para pagar los bonos en moneda local”, comenta nuestro amigo el gran economista español Daniel Lacalle en un artículo reciente.
Como vemos, el gran problema de Turquía no es geopolítico, sino económico y fiscal. El banco central trata de parar el pánico aumentando las tasas de interés y obtener oxígeno financiero. Pero el riesgo de que los inversionistas pierdan su dinero es muy alto. Es demasiado tarde ya.
“Turquía necesitará un programa de ajuste masivo y una apertura creíble de sus instituciones y mercados para atraer capital y restablecer el crecimiento. Lamentablemente, la ruta parece ser un mayor control gubernamental de las instituciones, una menor inversión en seguridad y una crisis más profunda de la que se culpará al inexistente enemigo externo”, agrega Lacalle.




Turquía no es la única economía emergente que está sufriendo por la fortaleza del billete verde; Irán, por ejemplo, está viviendo una fuerte devaluación de su moneda, el rial, debido a las sanciones impuestas por Trump y a su dependencia del mercado petrolero, por el cual obtiene los dólares que necesita para satisfacer su demanda interna.
Otro ejemplo está en el índice de monedas emergentes de JP Morgan, el cual cayó a sus niveles más bajos desde 2010. Argentina, que sufrió una fuerte devaluación este año, también se encuentra bajo presión.
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