
El mercado del oro continúa sorprendiendo a analistas e inversores, tras alcanzar un nuevo máximo histórico de 3,245 dólares por onza troy el pasado 11 de abril. Esta tendencia alcista ha provocado que las principales casas de inversión hayan revisado al alza sus proyecciones para este activo refugio, en un contexto marcado por crecientes temores de recesión económica y un progresivo proceso de desdolarización a nivel mundial.
Goldman Sachs, en un reciente informe de su grupo de Investigación de materias primas, ha elevado su previsión de precio del oro a cierre de 2025 hasta los 3,700 dólares por onza troy, frente a los 3,300 dólares anteriores, con un rango proyectado entre 3,650 y 3,950 dólares por onza. Sin embargo, lo más llamativo es su escenario de riesgo alcista, donde contempla la posibilidad de que el metal precioso alcance hasta los 4,500 dólares por onza para finales de año.
“El oro está posicionado de manera única para cubrir el riesgo de recesión”, subraya el equipo de analistas de Goldman Sachs, argumentando que la recuperación del precio tras la caída del 5% experimentada el 2 de abril —provocada por el anuncio de aranceles de Estados Unidos— demuestra la solidez subyacente de la demanda, incluso en contextos de tensión en los mercados.
La entidad estadounidense ha identificado dos factores clave que impulsan esta revisión alcista: una demanda por parte de bancos centrales más robusta de lo esperado y un incremento en las entradas a ETFs respaldados por oro físico, motivado por mayores preocupaciones sobre una potencial recesión económica.
En el ámbito de bancos centrales, Goldman ha ajustado su estimación mensual de compras a 80 toneladas, frente a las 70 toneladas previstas anteriormente, aunque aún por debajo del promedio de 86 toneladas mensuales registrado desde 2022. Su último cálculo para febrero mostró compras por 106 toneladas, significativamente por encima de sus expectativas previas.
JPMorgan, por su parte, coincide en que la diversificación de reservas internacionales hacia el oro tiene todavía un amplio recorrido. Los datos más recientes del FMI revelan que los gestores de reservas vendieron 96,500 millones de dólares en activos denominados en dólares durante el tercer trimestre de 2024, reduciendo la participación del dólar en las reservas globales hasta el 57.4%, un mínimo histórico reciente. La firma anticipa que la diversificación continuará, proyectando compras por parte de bancos centrales de aproximadamente 850 toneladas durante 2025.
“Con cada fase de 1,000 dólares tomando aproximadamente dos tercios menos de tiempo que la anterior, y considerando la ley de rendimientos decrecientes junto con la atracción de los inversores por números redondos, ¿podría la marca de 4,000 dólares estar a la vuelta de la esquina?”, plantea JPMorgan en su análisis, señalando la aceleración sin precedentes en los de precio del oro.
UBS también se suma a esta visión optimista, elevando su pronóstico para el oro hasta los 3,500 dólares por onza, destacando el potencial de compras procedentes de China, tanto de inversores institucionales como minoristas. Andrew Matthews, Director Global de Distribución de Metales Preciosos de UBS, tras su reciente viaje anual a China, confirma un sentimiento “optimista” entre inversores locales, a pesar de los aranceles impuestos por la administración Trump y las dificultades en los mercados inmobiliario y bursátil chinos.
Un factor determinante en el incremento de la demanda china podría provenir del sector asegurador. Las autoridades regulatorias han autorizado a las compañías de seguros a invertir hasta el 1% de sus activos en instrumentos de oro negociados en la Bolsa de Oro de Shanghái. Esta medida podría traducirse en una demanda adicional de aproximadamente 400 toneladas de oro, una cifra significativa para un mercado que actualmente opera con un déficit anual de 900 toneladas.
Goldman Sachs destaca que en escenarios extremos, donde el foco del mercado se centre en los riesgos de subordinación de la Reserva Federal al gobierno de Trump o en cambios en la política de reservas estadounidense, provocando un aumento consistente en la demanda de los bancos centrales hasta 110 toneladas mensuales, junto con una recuperación de las tenencias de ETFs a niveles de la pandemia, el oro podría efectivamente negociarse cerca de los 4,500 dólares por onza para finales de 2025.
En Top Money Report actualizamos hace unas semanas nuestro pronóstico para este año de 3,150 a 3,500 dólares la onza de oro, pero podría quedarse muy corto.
Lo que es cierto, es que para los inversores mexicanos la relativa fortaleza del peso frente al vapuleado dólar es una ventaja excepcional que ningún inversionista inteligente debería desaprovechar. Canjear dólares o pesos – en cuenta o en efectivo- por oro físico, es y seguirá siendo, por mucho, la inversión superior.