En este boletín le hemos señalado lo incorrecto de seguir una estrategia de inversión basada en vender tenencias de oro y plata para comprar criptomonedas.
La razón tiene que ver con el mejor consejo de inversión que jamás escuché de alguien: otro buen amigo, el legendario inversor Jim Rogers, quien dice que el mejor consejo es ‘compra barato y vende caro’. Sencillo, pero contundente.
Suena fácil, pero la realidad de los mercados nos enseña que lo difícil está justo en saber cuándo determinado activo está ‘barato’ o ‘caro’.
Para hablar en términos generales, me gustaría explicarle que hay mayores probabilidades de que tal o cuál activo esté caro si se encuentra tocando precios máximos históricos, en especial en una divisa ‘dura’ como el dólar. Del otro lado, es más probable que ese activo esté barato si su cotización ronda mínimos históricos o de mucho tiempo.
¿De qué extremo se encuentra más cercano hoy el Bitcoin? Sin duda, del pico más alto.
Lo anterior NO significa que incluso en el corto plazo no pueda volver a dispararse por encima de los 20,000 USD (no es imposible), pero sí que en términos del viejo consejo de comprar barato y vender caro, en este momento, si compra, podría encontrarse en la situación contraria e indeseable: comprar caro para vender después más barato.
Comprar es una palabra que SIEMPRE, sea que compremos la despensa de nuestra casa o la inversión de nuestra vida, debe estar asociada con barato, mientras que vender debe relacionarse directamente con la palabra caro.
Por supuesto, no le estoy recomendando que compre lo barato sólo por ser barato, pues otro refrán versa muy bien diciendo que ‘lo barato sale caro’.
No. Hay que comprar barato algo que sabemos o creemos que VALE MÁS del precio que estamos pagando por él. ¿Podemos estar equivocados? Claro que sí, pero para reducir al mínimo las probabilidades de fracaso y pérdida existen análisis especializados como el de TMR que le ayudan a tomar las decisiones más convenientes para usted.
Bitcoin, pues, es un activo que todos deberíamos tener en la cartera de inversión, pero por el que no deberíamos estar dispuestos a pagar cualquier precio con la esperanza (y sólo es eso) de que seguirá subiendo en el corto plazo.
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