Pemex, el “agujero negro” de las finanzas públicas de México

Haciendo honor a la verdad, el desastre llamado Pemex no acaba de empezar, pero eso no quita que ha sido agravado durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Hoy, sin liquidez, con deudas multimillonarias (incluido lo que le debe a proveedores) y un dudoso proyecto para alcanzar la autosuficiencia en la producción de gasolinas, la empresa productiva del Estado es considerada ya un peligro financiero para México.

Como consta en los reportes financieros de la empresa, en 2018 –el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto–, la deuda de Petróleos Mexicanos (Pemex) ascendió a casi 150,000 millones de pesos, una cifra que aumentó el 38.8 por ciento durante el primer año de gobierno de López Obrador, cuando sumó alrededor de 208,000 millones.

Anote también que en el presente año la paraestatal debe pagar 11,000 millones de dólares del servicio de su deuda y a los proveedores les tiene que saldar 298,000 millones de pesos.

El problema aquí es que –debido a su falta de liquidez–, cuando la petrolera deja de pagar a proveedores y contratistas arrastra a toda la cadena, con lo que impacta a la economía en general.

Y no obstante la consigna del presidente saliente de apoyar a Pemex, tanto con inyección de recursos como con la reducción de impuestos, no ha dejado de ser la compañía de su tipo más endeudada del mundo, con un pasivo que ronda los 107,000 millones de dólares.

El salvavidas lanzado a la paraestatal en este sexenio sumará por lo menos 1.5 billones de pesos, de los cuales 155,000 millones corresponderán a estímulos fiscales, se lee en el reporte “Pemex en la mira” del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).