PESOS Y CONTRAPESOS GASTOS E IMPUESTOS (5/5)

Si en 2022 se hubiera cobrado un impuesto único, homogéneo, universal, no expoliatorio, a la compra de bienes y servicios para el consumo final, del 18.30%, se hubiera recaudado lo mismo que se recaudó con los 16 impuestos distintos que se cobraron.

Ese impuestos del 18.30%, que hubiera sido único, homogéneo, universal y a la compra de bienes y servicios para el consumo final, no hubiera sido no expoliatorio, porque se hubiera cobrado para financiar todas las tareas que llevó a cabo el gobierno en 2022, no solo las que legítimamente le corresponden.

Para darnos una idea de lo que cuesta un gobierno que hace más de lo que legítimamente le corresponde analicemos los datos proporcionados por la SHCP.

En 2022, el gasto programable total del sector público federal, fue $5,247,296,400,000 (5.2 millones de millones de pesos), de los cuales, según el análisis funcional del mismo, $431,406,900,000 (4.3 mil millones), el 8.22%, fue gasto en las funciones propias del gobierno; $3,407,780,400,000 (3.4 millones de millones), el 64.94%, fue gasto en desarrollo social; $1,408,109,200,000 (1.4 millones de millones), el 26.83%, fue gasto en desarrollo económico. Esta fue la distribución funcional del gasto programable total del sector público federal en 2022.

Si en 2022 el gobierno se hubiera limitad a la realización de sus legítimas tareas, principalmente las relacionadas con la impartición de justicia, a las que se destinó el 8.22% del gasto programable total, ¿a qué tasa tendría que haberse cobrado el impuesto único, homogéneo, universal, no expoliatorio, a la compra de bienes y servicios para el consumo final? A una del 2.07%. ¡Sí, 2.07%!

Si en 2022 el gobierno se hubiera limitado a realizar las tareas que legítimamente le corresponden como tal, con un impuesto único, homogéneo, universal, no expoliatorio, a la compra de bienes y servicios para el consumo final del 2.07% hubiera sido suficiente para financiar ese gasto, muestra de lo caro que nos sale un gobierno que pretende ser más que gobierno, como sucede prácticamente con los gobiernos de todo el mundo.

Las cifras analizadas en los últimos cinco Pesos y Contrapesos demuestran que padecemos un gobierno presupuestívoro (adicto al gasto, que gasta más de lo que debe, más de lo que corresponde a sus legítimas tareas, sin olvidar que en la mayoría de los casos gasta de mala manera, por ejemplo, en el caso de la educación, subsidiando la oferta y no la demanda), gobierno presupuestívoro que es la causa del segundo padecimiento, el engendro tributario (sistema tributario compuesto por muchos impuestos, y por muchos objetos y sujetos gravables, cuyo resultado es, entre otros económicamente ineficaces y éticamente injustos, la doble tributación, la más abusiva de las expoliaciones tributarias).

Muchas son las preguntas que (me) surgen del análisis del gobierno presupuestívoro, que desaparecería si el gobierno se limitara a la realización de sus legítimas tareas, y del engendro tributario, que se eliminaría con el impuesto único, homogéneo, universal, no expoliatorio, a la compra de bienes y servicios para el consumo final, nada de lo cual, siendo realista, sucederá en el corto y mediano plazos, razón de más para seguir insistiendo, como lo seguiré haciendo en estos Pesos y Contrapesos.

(¿Algún candidato interesado en el tema?)

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15 de febrero de 2024