PIB 2024: en la antesala de una recesión

La economía mexicana muestra señales inequívocas de desaceleración que podrían presagiar una recesión económica en 2025, pues los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) confirman un panorama económico preocupante: el crecimiento anual en 2024 se situó en apenas 1.3%, una cifra sustancialmente inferior al 3.3% registrado en 2023 y considerablemente por debajo del 2.5% proyectado inicialmente para 2024.

El deterioro económico se manifestó con particular intensidad durante el último trimestre de 2024, período en el cual se registró una contracción trimestral del PIB del 0.6%.

Un análisis sectorial revela patrones divergentes en el desempeño económico. Las actividades terciarias, que engloban el sector servicios, mostraron cierta resistencia con un crecimiento trimestral del 0.22% y un incremento anual del 2.15% en el último trimestre. Sin embargo, esta aparente fortaleza contrasta marcadamente con el comportamiento de otros sectores fundamentales. Las actividades primarias experimentaron una contracción significativa del 8.89% —la más pronunciada desde 1999—, mientras que las actividades secundarias registraron una caída del 1.21%, su peor desempeño desde la crisis pandémica de 2020.

El panorama se torna más complejo al considerar los desafíos externos que México deberá enfrentar en 2025, ya que la segunda presidencia de Donald Trump introduce un elemento de incertidumbre significativo.

Ahora bien, aunque la implementación de aranceles punitivos es un riesgo para la economía mexicana, quizá lo es más aún la nueva política económica estadounidense, caracterizada por una tendencia hacia la desregulación y la reducción de impuestos corporativos, lo que podría erosionar significativamente las ventajas competitivas de México en el contexto del nearshoring.

Por si fuera poco, en lo interno la situación de PEMEX representa otro factor de riesgo económico considerable debido a que la petrolera estatal enfrenta una combinación preocupante de caída en la producción, elevado endeudamiento —tanto en emisiones de deuda como en obligaciones con proveedores— y un déficit fiscal nacional que limita la capacidad del gobierno para proporcionar apoyo financiero adicional.

Esta situación podría tener repercusiones negativas en la calificación crediticia del país en el mediano plazo.

Las proyecciones de otros especialistas para este 2025 tampoco son alentadoras.

Grupo Financiero BASE anticipa un crecimiento de apenas 0.8%, mientras que otras instituciones como VALMEX y BBVA Research sitúan sus estimaciones en torno al 1.0%. Estos pronósticos consideran múltiples factores restrictivos, incluyendo el necesario proceso de consolidación fiscal (reducción del desbalance presupuestario) y la conclusión de importantes proyectos de infraestructura de la administración actual.

En este complejo y competitivo panorama, el compromiso de reducir el déficit será una piedra más en el zapato del gobierno Federal para evitar caer en una recesión.

El imperativo ajuste fiscal coincidirá con un entorno internacional más competitivo y adverso, especialmente en relación con Estados Unidos, cuya economía mostró un crecimiento del 2.78% en 2024.

Una recesión implica una caída pronunciada en la actividad económica que llevaría al cierre de empresas, pérdida de empleos y presiones adicionales sobre el tipo de cambio y la inflación.

Una caída en la economía es de lo más indeseable, sobre todo si consideramos que el PIB per cápita actual se mantiene 0.52% por debajo de los niveles observados en 2018, lo que subraya la persistencia de desafíos estructurales en la economía mexicana y la imposibilidad de mejorar de manera sostenida las condiciones de vida de la mayoría de la población a largo plazo.