El boletín que tiene a la vista, Top Money Report –del que amablemente es usted suscriptor–, nació como proyecto hace poco más de un año.
Todo comenzó cuando invité a comer a mi amigo José Rodríguez, el experto en Bitcoin número uno de Latinoamérica, el 16 de diciembre del año pasado. Le platiqué mi idea de hacer un newsletter de suscripción, le gustó y aceptó colaborar conmigo. Comimos unos tacos cerca de su oficina, pagamos con Bitcoin y registramos el momento con una foto para nuestras redes sociales.
Bitcoin había escalado de manera muy importante, de poco más de 430 dólares al inicio de 2016 a 780 USD el día de nuestra reunión (ver gráfico 1). Era un año de alzas importantes, pero nada comparado con la ‘burbuja’ del 2013, cuando pasó de un mínimo de 13 dólares en enero a casi 1,150 USD en los primeros días de diciembre (ver gráfico 2).
Gráfico 1 (1 de enero al 31 de diciembre 2016)
Gráfico 2 (del 1 de enero al 31 de diciembre de 2013)
A pesar de esta ‘poca’ emoción en 2016, tenía el presentimiento de que algo importante estaba por darse en el mercado de criptomonedas, y en Bitcoin en particular, por lo que era el momento propicio para ir con todo a informar a la gente interesada en la protección de su patrimonio –y en hacerlo crecer– y cuáles serían las mejores opciones para invertir.
El tiempo confirmó que estaba en lo correcto y aquí estamos. Claro, debo confesar que jamás me imaginé que un año después estaríamos contando que Bitcoin llegó casi a los 20,000 dólares, algo que, creo, casi nadie pensó que ocurriría, al menos no tan pronto.
Por supuesto, en un mundo inundado de deuda, sumergido en una interminable carrera de inyección monetaria, con gobernantes y banqueros centrales intervencionistas que sólo quieren someternos a su voluntad en beneficio personal, etc., era indispensable que nuestro boletín sirviera, asimismo, como una voz de contrapeso a todas esas políticas socialistas que van en contra de nuestra libertad individual.
Como ya hemos explicado muchas veces en TMR, hay una inseparable relación entre respeto a la libertad individual y la propiedad privada, con la prosperidad económica.
Ahí donde no se respetan ni la libertad de las personas ni su consecuencia, la propiedad privada, no sólo las personas y países no prosperan, sino que se empobrecen sin remedio.
Como dice otro amigo y colaborador de largo tiempo de mi blog, Arturo Damm Arnal, la pobreza es el estado original del ser humano, pues nuestra especie surgió así, pobre.
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