Ucrania y la “guerra de oro”

El presidente estadounidense Joe Biden y sus homólogos del Grupo de los Siete (G-7) anunciaron el domingo la prohibición de nuevas importaciones de oro ruso para aislar aún más al país de los mercados financieros y “castigar” al presidente Vladimir Putin por su invasión a Ucrania.

La prohibición de las importaciones de oro podría suponer una sanción de decenas de miles de millones de dólares y parece ser la principal nueva sanción económica contra Rusia que saldrá de la cumbre del G-7.

“Estados Unidos ha impuesto costos sin precedentes a Putin para negarle los ingresos que necesita para financiar su guerra contra Ucrania”, tuiteó Biden el domingo por la mañana, señalando que el oro es “una de las principales exportaciones que le reporta a Rusia decenas de miles de millones de dólares”.

Joe Biden y otros líderes de países industrializados iniciaron el domingo sus reuniones en el sur de Alemania para una cumbre dominada por las discusiones sobre las consecuencias de la guerra en Ucrania.

Por su parte, el primer ministro británico, Boris Johnson, dijo que la prohibición del oro ruso golpeará directamente a los oligarcas de ese país y atacará el corazón de la maquinaria de guerra de Putin. Señaló que el Kremlin está despilfarrando sus escasos recursos en esta guerra y necesitan privar a Rusia de su financiación.

De acuerdo con CBS News, que recoge datos de la Casa Blanca, en los últimos años el oro ha sido la principal exportación rusa después de la energía, alcanzando casi 19 mil millones de dólares (alrededor del 5% de las exportaciones mundiales de oro) en 2020.

De las exportaciones de oro de Rusia, el 90 por ciento se habría enviado a los países del G-7, y de ellas más del 90 por ciento – casi 17 mil millones de dólares-, se habría exportado al Reino Unido. Estados Unidos por su parte habría importado menos de 200 millones en oro desde Rusia en 2019 y menos de 1 millón en 2020 y 2021.

Ahora bien. A pesar de lo que digan los gobernantes de las potencias de Occidente en cumbre, la realidad es que la prohibición de compra de oro por parte del G-7 tendrá un más que dudoso impacto en las finanzas de Rusia. 

Hay que recordar que el principal consumidor mundial del metal precioso es China, seguida de India. Ambas naciones se han decantado mucho más hacia la posición rusa en el conflicto ucraniano, y podemos estar seguros que estarán más que felices de comprar el oro que Moscú les quiera vender.

Por cierto, India y China como parte del nuevo bloque asiático “anti-dólar”, se han estado preparando para hacer lo mismo que Rusia: desdolarizar su economía y han asignado amplios recursos soberanos al mejor activo financiero que además no tiene riesgo de contraparte ni puede ser congelado cuando se tiene en propia mano: el oro. Ideal para tiempos de guerra y bloqueos económicos.

No por nada el banco central de Rusia ha comprado agresivamente oro durante los últimos años, de manera que la decisión de Joe Biden y el G-7 parece más propaganda que acciones duras contra las finanzas de Putin. Paradójicamente, esta medida solo hará que el mercado del oro siga el ejemplo del petróleo: ser más barato para los países amigos de Rusia y más caro para sus enemigos. 

En otras palabras, la “regla dorada” es más vigente que nunca: “quien tiene el oro, pone las reglas”, Así que quien se aleja de él sólo verá acelerar más la devaluación de su moneda expresada en forma de alza de precios (inflación), que es justo lo que estamos observando en el planeta con las actuales escaladas de los índices de precios al consumidor no vistas en cuatro décadas… Y será todavía peor si el G-7 decide pelear la “guerra del oro”, que no puede ganar.