Vacúnese contra la propaganda gubernamental (y la COVID)

Vacúnese contra la propaganda gubernamental (y la COVID)

El socialismo/comunismo es tan “bueno”, que los países que lo implementan necesitan recurrir al uso de la fuerza para evitar que los ciudadanos y sus familias se escapen, y nadie quiere irse a vivir ahí voluntariamente. La libertad individual, no existe.

La innegable realidad del párrafo anterior debería ser suficiente para que todas las personas repudiáramos al instante a ese tipo regímenes y a aquellos que pretenden emularlos, como el que en México encabeza Andrés Manuel López Obrador. No hay razón para no despreciarlos igual que hacemos con los sistemas fascistas, también basados en la obediencia a un líder y el sometimiento de todos a sus designios. 

Por razones ideológicas, los apologistas de los sistemas totalitarios de izquierda y derecha justifican a ultranza las violaciones a los derechos humanos y las carencias que sus ciudadanos sufren. Todos deben padecerlas “por una buena causa” (la del dictador en turno, por supuesto, a quien deben someterse o ser castigados) y aplaudir cualquier decisión, por absurda que sea.

Conocido admirador de Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara, no sorprende entonces que AMLO envíe millonarios apoyos a la dictadura cubana, de la que ya se han cansado los habitantes de la isla. Tampoco que se estén restableciendo los lazos con Corea del Norte. Son gobiernos afines y el presidente no lo disimula.

Por eso, tampoco debe sorprendernos la abrumadora propaganda oficial, algo que es un común denominador en todo régimen totalitario, socialista/comunista o fascista. 

Los mensajes propagandísticos son indispensables para dictar la línea a seguir por los leales a su causa, sean fanáticos auténticos o forzados por las circunstancias. La propaganda va siempre dirigida a exaltar emociones, a destacar la importancia de la lealtad absoluta al líder y de la superioridad de sus causas. Los mensajeros son medios de todo tipo y “periodistas” (propagandistas, en realidad) que simpatizan por convicción ideológica o por recibir beneficios económicos del gobernante, y que se dedican a publicar abiertas mentiras o medias verdades.

Supuestas buenas intenciones justifican decisiones arbitrarias y cualquier efecto negativo es considerado “un mal necesario” o bien, producto de algún ataque de enemigos, reales o ficticios.

Ahora bien, es cierto que la comunicación oficial está presente incluso en los regímenes democráticos, pero sus fines son informativos. No es lo mismo informar o expresar la postura oficial del gobierno, que pretender imponerla. ¿Se entiende mejor por qué los medios críticos son tan incómodos y atacados por los gobernantes que son o buscan ser absolutistas?

Es por ello que todo inversor inteligente debe evitar la propaganda económica oficialista para su toma de decisiones. Hacerle caso sólo conduce a pérdidas catastróficas. ¡Cuidado!

El contexto dado arriba sirve para explicar el tema central de este artículo: la economía mexicana en el siguiente artículo.