2018 será un nuevo ‘año del oro’

Hace 7 años estábamos por iniciar el 2011, que terminó siendo el mejor año en más de tres décadas para dos metales preciosos monetarios: el oro llegó a su máximo histórico vigente de 1,923 dólares la onza troy, y la plata acarició los 50 dólares, para dejar intacto ese récord de 1980.
Como bien sabe, desde hace muchos años en mi blog y columna Inteligencia Financiera Global he llamado su atención sobre la necesidad de tener esa dupla en su cartera de inversión.
La base de toda cartera que se precie de ser completa y responsable es el oro físico.




La razón es que cuando se tiene en forma material y en propia mano, es decir, con acceso directo de uno mismo a él, sea en una bóveda privada, una propia, enterrado o donde sea, constituye el non plus ultra de los seguros financieros: no es pasivo de nadie más (nadie se lo debe), no puede ser congelado como una cuenta bancaria, no puede ser destruido, su valor no colapsará hasta cero, etc.
Es por eso que el oro, por sus propiedades y características, ha sido elegido SIEMPRE, en distintos lugares al mismo tiempo, en diferentes momentos de la historia. Esa elección, pues, no fue una ocurrencia de alguien ni la decisión de un gobernante; en realidad, fue la libre y espontánea acción de las personas durante sus intercambios comerciales la que –mediante un larguísimo proceso de discriminación entre mercancías que sirvieron como intermediarios– concluyó siempre en el oro como la mejor forma de dinero. En segundo sitio quedó la plata, su eterna compañera.
Debido a lo aquí expuesto, a la seguridad y poder que da a sus tenedores, es que el oro es obligatorio como sólida base de cualquier portafolios de inversión, sin importar que se trate de un pequeño ahorrador o una de las personas más ricas del mundo de la lista Forbes.
Pero, claro, es innegable que el oro y la plata físicos tienen también desventajas y riesgos, por lo que debemos diversificarlos hacia otras formas electrónicas, más fáciles de vender y que nos brindan la requerida exposición a esos metales.
Entre esas opciones electrónicas están los fondos cotizados (ETFs) –como el GLD, el SLV–, contratos de futuros, opciones y acciones de empresas mineras, etc. De ahí que en Top Money Report le damos el análisis fundamental y técnico de lo que le espera a los metales preciosos y, en consecuencia, a activos derivados de estos. Y es que en el caso de las mineras, las acciones suelen reproducir de manera más pronunciada los vaivenes del precio del oro y la plata, con la ventaja –siempre riesgosa– de que puede obtenerse, además, apalancamiento.
En todo caso, como le digo en el título de este artículo, esperamos que 2018 sea un muy buen año para el oro
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